No lo llames cuento


El lobo y las siete cabritillas
 es un cuento más sobre las mil y unas formas que tiene el astuto animal de engañar en los relatos infantiles. De aquella historia,escrita por los hermanos Grimm, se me quedó grabado el momento en el que el lobo se espolvorea la pata con harina para que las pobres cabritillas le crean y le abran la puerta. Como niña que era, me fascinaba esta escena a la vez que me aterraba. De ahí que cada vez que mi madre me decía “no le abras la puerta a nadie” yo le hiciera caso, evidentemente.

Los cuentos de hadas del siglo XIX tenían el objetivo de enseñar a los niños lo peligroso que podía llegar a ser el mundo. Miraban hacia los más pequeños porque ellos eran sus lectores.

En la actualidad, muchos relatos considerados infantiles interpelan a los adultos y su misión es explicar a los padres cómo son sus hijos y qué les pasa en su interior para poder ayudarlos.

Uno de los libros que más compran las familias en una famosa plataforma digital de ventas es Tengo un volcán, de la escritora Mirian Tirado. Un relato que habla de las rabietas que sufre su protagonista, Alba, y cómo descubre calmar ese volcán a través de la respiración.

El libro se publicó a finales de 2020 por la editorial Carambuco y lleva más de 1.200 opiniones de familias que lo han comprado. Algunas expresan que les ha sido muy útil y, otras, que eso de respirar no va con sus hijos.

Las rabietas son conductas de los niños que se manifiestan desde muy pequeños. Desde los dos, tres años o incluso antes. A esa edad, las historias que podemos leerles las familias a nuestros hijos son sencillas, sirven para poner nombre a aquello que ellos señalan o que ven a su alrededor y lo que buscamos es que disfruten de la lectura.

Explicarles qué es una rabieta, tan pequeños, es más complicado.

El libro de Miriam Tirado es para un lector más mayor, unos 4 o 5 años. O, si me apuras, incluso 6. Un niño o niña que comprende la historia de Alba y que puede sentirse identificado. Es más un libro informativo para que nosotros, como padres, tengamos herramientas para ayudarlos a calmarse. Algo que también es muy útil.

Los cuentos infantiles son historias

que transportan al lector

hacia un mundo de ficción.

Otro libro divulgativo, que no cuento, de los más vendidos es Tu cuerpo es tuyo. Una historia que enseña al lector a comprender su cuerpo y a entender que nadie tiene derecho a conocer esa intimidad sin su consentimiento. Escrito e ilustrado por Lucía Serrano se publicó a finales del año 2021 por Nubeocho y ya va por su décimo cuarta edición con casi mil comentarios y recomendaciones.

Las familias nos regimos por los que otras familias opinan, por las estrellas que otros lectores adultos le han puesto a esa historia. Si quieres saber qué leer o qué libro regalar, ahora solo es necesario entrar en esta plataforma para acertar. Igual que si quieres saber de qué habla el mundo solo es necesario entrar en Twitter (me niego a llamarlo “X”).

Está claro que la literatura que nos ayuda a afrontar la crianza está de moda. Y está bien. No le veo problema pero no los llamemos cuentos porque no lo son.

Los cuentos infantiles son historias que transportan al lector hacia un mundo de ficción. Relatos que hacen disfrutar a los más pequeños del momento a través de la risa, del miedo, de la intriga… Incluso las canciones son una puerta hacia otra dimensión.

Intentar contar una historia que ya tiene un mensaje tan claro, espolvoreada con un poco de harina o polvo de hada, no es un cuento. Puede ser un libro de autoayuda para padres e hijos, libro informativo, divulgativo… como queramos llamarlo, pero no cuento. Y no tienen menos valor que un cuento. Tienen otro tipo de valor pero es importante distinguirlos. Y lo esencial: saber a qué lector va dirigido.

Hablaba al principio del cuento de El lobo y las siete cabritillas. Creo que con aquella historia no disfruté. Lo que recuerdo es la sensación de peligro, de miedo. Una historia que pesa tanto en mi imaginación como las piedras que le metieron al lobo en el estómago para que se hundiera en el río.

¿Aprendí algo? Seguramente sí, pero sacrificando el disfrute.

No disfracemos de cuento lo que no lo es.


Pila de pendientes es la columna sobre literatura infantil y juvenil que sueño con publicar en algún periódico. Donde escribo sin tapujos y con rigor sobre los temas que más pueden interesar a los lectores relacionados con la literatura y la lectura. Esos melones de los que hablamos en petit comité pero que tanto cuesta sacar a la luz. También recomiendo libros porque no hay mejor manera de que cada historia llegue a su lector que dejándolas volar libres.


 

 

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