Las brujas que cambiaron los cuentos

Brujas que cambiaron los cuentos

Las brujas siempre han sido las malas de las historias. Vestían con ropa oscura, tenían la nariz puntiaguda y verrugas en alguna parte de su cara. Vivían en el interior del bosque, en un lugar apartado de todo el mundo y en su casa no podía faltar un gran caldero para cocinar sus pociones. Incluso se comían a los niños.

Pero, las brujas, ya no son así.

Hay brujas que han cambiado los cuentos. Ahora son buenas y hacen el bien. Para el escritor Alfredo Gómez Cerdá, autor de la novela infantil Amelia, Amelia y Emilia (SM), tres brujas buenas y ecologistas, “lo importante de esos personajes del mundo de la fantasía es que abriesen los ojos a las personas reales”.

Las primeras brujas

Explica la Doctora en Filosofía y Licenciada en Pedagogía Beatriz Fernández Herrero, que las primeras brujas que aparecen tal y como las conocemos en la literatura infantil (malas, perversas y rencorosas), nacieron en el siglo XX, cuando “los cuentos clásicos pasaron a formar parte de la literatura para niños”. Hasta entonces, aquellas historias, en las que aparecían brujas que hacían pactos con el diablo, estaban pensadas para un público adulto, concretamente, un público cortesano. “Sin embargo, muchos de éstos, especialmente los fantásticos y maravillosos, pasaron con el tiempo a formar parte de la literatura para niños”, añade Fernández en su estudio “Esas otras mujeres: las brujas en la literatura infantil”.

Pero los gustos de los niños cambian.

La forma de contar las historias también

y las brujas, como no, tenían que modernizarse.

Hace un par de años escribí este artículo que siempre tiene un montón de visitas en la época de Halloween. Entre aquellas siete historias había brujas malas y muchas buenas. Una de ellas es Pampurrias, uno de nuestros cuentos preferidos, escrito por Mari Carmen Aznar, quien vino a merendar al canal de Youtube (recordad suscribiros 🙂 ).

Uno de los artículos más leídos en estas fechas.

Pero aquí os dejo algunas historias más sobre brujas que cambiaron los cuentos.

La pequeña bruja (Maeva Young)

Esta historia quizás fue una de las precursoras en darle un papel más humano a las brujas. Escrita por el autor alemán Otfried Preubler, (seguro que habéis leído o tenéis en casa Las aventuras de Vania el forzudo), La pequeña bruja es una mujer de “solo ciento veintisiete años” que vive en una solitaria casa. El conflicto surge en la segunda página de la historia: está enfada porque todavía es joven y no la dejan acudir a bailar en el monte Block la Noche de Brujas. Arropada por el ímpetu juvenil, decide acercarse esa noche a ver las brujas mayores, pero es descubierta. ¿El castigo? Tiene que ser una buena bruja durante un año, pero confunde los términos.

A lo largo del libro, los pequeños lectores, serán testigos de todas las buenas acciones que la pequeña bruja hace para ayudar a otras personas y castigar a los malos mientras aprende a convertirse en bruja. Y esa enseñanza y esa constancia diaria de aprender, será la que la haga salir airosa del castigo de las brujas mayores.

Una novela sencilla, divertida, que todavía parece moderna, aunque fue escrita en 1957, y que es ideal para leer en esta época de Halloween por lectores a partir de los 8 años.

Amalia, Amelia y Emilia (SM)

Amalia es una bruja pelirroja, ni muy joven ni muy mayor. “Hasta que cumplió los cuatrocientos treinta y dos años, se dedicó a corretear por el mundo”. En uno de esos viajes, encuentra el pueblo donde quiere vivir y todo porque tienen un bosque donde puede pasear tranquila.

Amalia tiene dos grandes amigas: Amelia y Emilia, que se irán a vivir con ella cuando Amalia se entera de que quieren talar el bosque para construir una nueva urbanización.

Una historia divertida para lectores a partir de los 7 años, con el característico humor e ironía del escritor Alfredo Gómez Cerdá. Una novela infantil para hablar del cuidado del medioambiente y de cómo concienciar a todos sobre el uso que hacemos de nuestras zonas verdes.

El balcón de la bruja sin nombre (SM)

Una breve historia sobre una bruja “buena, vieja y sin nombre” que planta palabras en macetas para que crezcan, pero hay una que se le resiste: imaginación.

Así comienza este cuento, con letra ligada y aconsejado para peques a partir de los 3 años, escrita también por el escritor Alfredo Gómez Cerdá.

La bruja sabe que si se pierde la imaginación será el fin de las brujas y de las palabras, así que una mañana decide plantar la semilla “palabra” y tomar un avión rumbo al lugar más pobre del planeta con la intención de que, allí, la imaginación vuelva a brotar.

Las brujas de Ariete (Combel)

“¡Siete, y qué siete, las Brujas de Ariete!”. Así comienza esta disparatada historia en la que siete brujas encuentran, un día, “un huevo muy raro que había en un claro”.

Con la fórmula de la repetición en los nombres de las siete brujas a lo largo del cuento, conseguimos que los lectores a partir de 3 años, se enganche a esta historia y la continúen sin perderse nada.

La escritora Bel Olid y el ilustrador Pep Montserrat, han creado este cuento en el que brujas buenas y un unicornio, conviven en el mundo de la fantasía.

Aquí os hablo de cuentos muy buenos y que

funcionan para los más peques

Las brujas de Brooklyn (Edebé)

En esta novela gráfica conocemos a Effie, una adolescente que tiene que irse a vivir con sus tías, al barrio de Brooklyn, cuando pierde a su madre. Allí, descubrirá la magia. Aprenderá a controlar sus poderes heredados para hacer el bien y ayudar a los demás.

Un saga  muy divertida que cuenta ya con cuatro números, para lectores a partir de los 8/9 años, escrita e ilustrada por la ilustradora francesa afincada en Nueva York Sophie Escabasse, ganadora del Premio de Literatura Infantil “Atrapallibres” 2023, un premio cuyo jurado está compuesto por niños entre 9 y 16 años.

El cuaderno mágico de Elfie (Astronave)

Elfie pierde a su madre y junto con su hermana Magda se van a vivir con sus tíos. Todo cambiará cuando su hermana mayor, Louette, vuelva a por ellas en un autobús rojo de dos pisos convertido en una librería para viajar y vivir aventuras (un sueño hecho realidad para muchos).

Su primer destino será la isla de Kermalo. Allí se encontrarán unos vecinos enfrentados y Elfie descubrirá que es una bruja gracias a un cuaderno que le dejó su madre en herencia.

Un cómic francés, con guión de Chritophe Arleston y Audrey Alwett, ilustrador por Mini Ludvin y coloreado por Hélène Lenoble, para lectores a partir de los 10 años que descubrirán una historia de fantasía donde la magia y la amistad florecen en cada página.

¿Cómo han llegado a mí estas historias?

“La pequeña bruja”, “Las brujas de Ariete” y “El cuaderno mágico de Elfie” , fueron libros sacados de la biblioteca a principios de septiembre.

“Amalia, Amelia y Emilia”, lo compré durante el mes de agosto, cuando ya sabía que quería hacer este post y quería entrevistar a Alfredo Gómez Cerdá.

“El balcón de la bruja sin nombre” fue un libro heredado de mis sobrinos.

“Las brujas de Brooklyn” es el único libro que la editorial Edebé, con quien suelo colaborar, me mandó hace un tiempo.


Si te ha gustado este artículo, compártelo en redes sociales para que pueda volar lo más lejos posible y si quieres colaborar con este proyecto para que siga adelante, puedes invitarme a un café. Ayudarás a que pueda seguir realizando reportajes y reseñas de calidad sobre literatura infantil y juvenil.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *