Laura Vila: “En La Alberti he aprendido a ser librera”

 

Laura Vila, escritora y librera

A Laura Vila, escritora y librera, (y a la que podéis conocer en esta entrevista de «La hora de la merienda») no le gusta llamar clientes a las personas que entran en la librería Rafael Alberti, en Madrid. “Son lectores, amigos”, cuenta mientras charlamos en un pequeño espacio de la librería donde se hacen presentaciones y se cuentan cuentos. Aquí, con Lola Larumbe, la dueña, Laura ha “aprendido a ser librera”.

Lleva ocho años dedicada a la sección de infantil y juvenil de la librería, un género que conoce muy bien. Porque además de ser librera, ha escrito tres cuentos infantiles («Honorato», que incluí como uno de los mejores cuentos del 2021, «Seremos uno más» y «Macaco se hace caca»), dirige dos clubs de lectura para peques de entre seis y diez años y, durante el confinamiento y desde su casa, contaba cuentos a través de la red social Instagram. “Mi mayor ilusión era trabajar aquí”, explica Laura, mientras la librería, que nunca está sin clientes en los veinte minutos que duró la entrevista, pasean, sin prisas, entre libros.

Librerías de barrio

Barrio de Argüelles-Moncloa. La zona universitaria por excelencia de la capital. Llena de vida por la noche y también por la mañana, gracias a sus comercios y sus grandes superficies. En la esquina de la calle del Tutor se levanta desde hace cuarenta y siete años la persiana de la librería Rafael Alberti. Un sueño que la dueña, Lola, y sus dos socios pusieron en marcha después de que Enrique Lagunero se la traspasara. “Fue muy arriesgado abrir una librería que se llamara Rafael Alberti justo después de morir Franco, pero  siempre ha salido adelante”, confiesa Laura Vila.

«Siempre estamos proponiendo

retos al barrio»

En un informe presentado por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) en el año 2021, afirmaban que por cada 100.000 habitantes había unas 6,8 librerías en nuestro país y que “casi la mitad de estas librerías llevan operando más de cuatro décadas”. Una de ellas es La Alberti, como Laura y los lectores del barrio la llaman. “Para ellos es como una segunda casa”, comenta Laura. “Somos el pulmón cultural para grandes y pequeños. Siempre hay actividades y siempre estamos proponiendo retos al barrio.”

La Alberti de Laura Vila

La librería está divida en varios espacios. A la entrada, la literatura para adultos, con nombres como Almudena Grandes, Luis Montero, Benjamín Prado, o la reciente Premio Nobel de Literatura, Annie Ernaux, escritores que han pasado por la librería para presentar sus libros. Si subes la escalera está el mundo de Laura Vila, el de la literatura infantil y juvenil, un rincón que mima y cuida cada día con cariño. Cuando llegó, Lola quería dar un cambio a esa sección y Laura se lo tomó tan enserio “que me puse a pintar los muebles”, confiesa entre risas. Ahora la van a volver a remodelar y Laura no puede evitar aventurar “que va a ser la sección más bonita de infantil de todo Madrid.”

Laura Vila, escritora y librera

Tanto conoce el mundo editorial infantil, que en los últimos dos años, Laura ha publicado tres cuentos. “Veo lo que falta y tiro al hueco. Otras veces simplemente me viene la inspiración y lo apunto en el móvil: “El gato que se llama Honorato y todo termine en “-ato”, explica Laura del origen de su primer álbum ilustrado, «Honorato», con la editorial Lata de Sal. Y así y a raíz de su maternidad, Laura ha comenzado una carrera como escritora de infantil que compagina felizmente con su trabajo como librera, Social Media y promotora cultural. Porque el librero del siglo XXI no deja de pensar en nuevos proyectos. “Cuantas más cosas haces, más eres capaz de hacer”, afirma Laura.

Laura Vila, librera

Antes de llegar a La Alberti y mientras estudiaba Historia del Arte, Laura trabajó en La Central, otra librería en pleno centro de Madrid. “Nunca había pensado en trabajar en una librería, pero tiene todo el sentido porque leer es lo que más me ha gustado siempre.” Allí trabajó durante ocho años, entre otras tareas, como responsable de comunicación hasta que decidió dar un cambio a su vida. Mandó un email a todos sus contactos despidiéndose, muchos eran compañeros de otras librerías, y lo dejó. Pero, a los pocos días, Lola la escribió para formar parte de La Alberti y no se lo pensó.

«Leer es lo que más me

ha gustado siempre»

En estos casi veinte años dedicados a los libros, Laura ha visto evolucionar la literatura infantil y juvenil. “Sobre todo el cómic”, añade, pero en la librería lo tienen claro. “La novedad que mola se queda.” En esta librería de barrio tanto Laura, como Lola y sus otros tres compañeros, Ana, Iñaki y Miguel, son prescriptores. Si un lector entra preguntando por una recomendación, “siempre tiene que ser algo que hayamos leído y nos guste.” Para ellos el primer filtro para recomendar es la editorial, luego el autor “y si lo leemos y nos gusta se queda siempre.” Como un fondo de estantería básico que siempre va estar para los lectores.

Club de lectura infantil

Muchos de esos lectores son niños que entran a la librería por las tardes y los fines de semana con sus padres o abuelos. O que se acercan al club de lectura que organiza Laura. Una vez al mes se reúnen dos grupos de lectores de seis a siete y de ocho a diez años para comentar la lectura elegida ese mes. “En la pasada sesión con los mayores, leímos “Cuando brillan las estrellas”, la novela gráfica de Victoria Jamieson sobre dos niños en un campo de refugiados de Kenia. “Ellos tienen sus propias preguntas y fluyó una conversación con temas tan importantes… que acabé llorando”, recuerda Laura.

En la próxima sesión, leerán “Pepa Guindilla”, la novela de Ana Campoy con ilustraciones de Eugenia Ábalos ganadora del Premio Fundación Cuatro Gatos y White Ravens 2022, uno de los premios más prestigiosos de la literatura infantil. Además, Laura, tan detallista, lo ha preparado todo para que los jóvenes lectores puedan conocer a las autoras. Porque para eso existen y sobreviven las librerías de barrio, para acercar la cultura a todos.

Un «oasis» literario, como a Laura le gusta decir, en la vida sin descanso de Madrid.


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