Escribe Gonzalo Moure en el prólogo de la nueva edición de “Palabras de Caramelo” que Anaya ha publicado para celebrar sus veinte años, que “ningún escritor debe buscar nunca la transcendencia, ni el éxito, que muchas veces lo más simple, lo más verdadero, es lo que perdura.” Y eso, precisamente, es lo que ha sucedido con esta historia.
No es sencillo que, tras veinte años de una novela en el mercado, todavía se siga vendiendo, leyendo y tenga tanta vigencia. Escritores como Gianni Rodari, Roald Dahl o Gloria Fuertes lo siguen consiguiendo.
“Palabras de Caramelo” es una novela infantil, o juvenil o, quizás, también adulta (ya sabéis que, con esto de las edades y la lectura, todo es muy subjetivo) donde la sensibilidad de la narración transciende a la propia historia. Porque está contada desde el corazón de su autor, Gonzalo Moure, y de una niña sorda, Fatimetsu, a la que conoció en un poblado saharaui. Pueblo al que Gonzalo está unido desde hace veinte y seis años.
Palabras de Caramelo en directo
Invité a Gonzalo a La hora de la merienda, en mi canal de Youtube, para hablar de esta novela y celebrar juntos estos veinte años.
Hablamos del origen de “Palabras de Caramelo”. De esa pequeña historia que inventó para Fatitmesu, que apuntó en uno de sus cuadernos (los escritores tenemos un montón de cuadernos con ideas) y de cómo, una vez escrita, tardó en publicar porque los editores creían que era una historia con un final demasiado duro para el lector.
Sí que es verdad que no es el final dulce al que estemos acostumbrados en las novelas infantiles que hoy se publican. También es un final “real”, pero con los jóvenes lectores hay que hablar de todo y sí, ellos también lo quieren y lo demandan. Mónica Rodríguez, gran amiga de Gonzalo Moure y a quien también he invitado a merendar hace poco, nos lo decía en esta entrevista.
Porque ellos quieren saber cómo es el mundo. Conocer otras culturas a través de la lectura y emocionarse con las novelas. De hecho, Gonzalo nos lo dijo en la entrevista:
“La lectura juega en una liga de la emoción profunda.
Si un libro es capaz de provocar una emoción auténtica, el lector se siente ligado a ese libro.”
De la emoción con la literatura también hablamos con la escritora Ana Alcolea.
Poesía en el Sáhara
Siempre digo que aprendo de mis invitados. Escritores con una trayectoria muy larga y muchas historias a sus espaldas. Aquí podéis conocer a alguno de ellos.
Gonzalo nos confesó que es un escritor desordenado y poco trabajador, pero algo sí que tiene que tener de orden y de trabajador cuando ha ganado numerosos premios literarios, algunas de sus novelas están incluidas en la lista de honor del IBBY y en los premios The White Ravens. Todo un honor haber tenido el placer de merendar con Gonzalo.
En uno de los capítulos de “Palabras de Caramelo”, Gonzalo escribe:
“Kori no sabía lo que era una poesía.
Los saharauis aman la poesía, y se recitan unos a otros poemas bellísimos.”
En La hora de la merienda hemos hablado mucho de poesía con nuestros invitados, como, por ejemplo, con Pedro Mañas.
El viaje en Palabras de Caramelo
“Palabras de Caramelo” es una novela en prosa, pero llena de poesía. Una historia de amistad entre Kori, un niño sordo, y un camello. Ninguno de los dos entiende lo que dice el otro, pero sienten sus pensamientos. Mantienen una conexión tan grande, que supera a las palabras. Desde el principio hasta el final, el lector será espectador de una gran historia capaz de traspasar las páginas del libro y llegar a emocionar.
Una novela sencilla, donde el viaje interior del héroe es tan profundo, o quizás más, que la historia que rodea a los personajes. “Alma de elefante”, de Andrea Maceiras, último Premio Anaya, tiene también ese viaje de sus personajes tan místico, tan de adulto, tan relevante.
Ambos viajes se disfrutan por igual, cada uno desde su perspectiva y su belleza.
Sin duda, a “Palabras de Caramelo” le quedan muchos años (y lectores) por delante.