El nido, el proceso creativo

 

Esta semana sale a la venta en librerías mi primer libro de literatura infantil, «El nido». Estoy nerviosa y tengo muchas ganas de acercarme a una librería y poder verlo en las estanterías o el escaparate. Dentro de mí se mezclan un montón de sensaciones que comenzaron el pasado mes de febrero, cuando mandé el manuscrito. Hoy os quería hablar de cómo ha sido el proceso de escribir y publicar mi primer libro.

Como os expliqué en el post donde os presentaba “El nido”, que podéis leer aquí, el primer texto que escribí no se parece al que ahora se publica. La idea del cuento es la misma, hablar de los cambios, la frustración y la búsqueda de los pequeños detalles que hacen la vida especial, pero a su protagonista, Sandra, no le pasaban tantas cosas como le ocurren en el texto definitivo.

La página en blanco

Comencé a escribir este texto de literatura infantil a principios de febrero. Ese primer borrador se lo di a leer a Mónica Rodríguez, a quien conozco desde que la entrevisté para el blog. Ella fue muy crítica con la historia, cosa que siempre le agradeceré y me animó a cambiar el texto.

En ese primer borrador que, incluso, tenía otro título, “El otoño de Sandra”, lo más destacable era lo enfadada que estaba la protagonista cuando llegaba el invierno, pero no tenía ningún tipo de interés. Os lo dice quien lo ha escrito.

Boceto cedido por Elene Urquijo

Cuando escribes un texto crees que es bueno, una vez que lo has releído y corregido, claro. Pero hay que darlo a leer a familiares y amigos e intentar aplicar sus consejos, siempre y cuando tú estés a gusto con esos cambios. Yo oí a Mónica y también a Susana Rosique, otra amiga e ilustradora, podéis conocerla un poco más en esta entrevista, quien me dio otro consejo muy valioso: “a los personajes, cuantas más cosas les pasen, mejor”. Y así fue como a Sandra le pasaba de todo durante la primera semana del invierno.

A medida que me iban

aconsejando sobre el texto

e iba introduciendo cambios,

tengo que confesaros que más

me enamoraba de la historia.

De hecho, en un email se lo dije a Mónica. Lo corregí tres veces y, cuando creía que ya había hecho suficientes cambios, a finales de febrero, lo mandé a varias editoriales. Algunas nunca contestaron, pero Babidi-Bú lo hizo y con ellos firmé mi primer contrato de edición.

Primeros pasos

Una vez que decidimos las características técnicas del libro, tocaba elegir un ilustrador. La editorial me proporcionó una lista inmensa con ilustradores que colaboraban con ellos. Los miré todos. Vi sus trabajos, sus páginas webs, sus Instagrams o redes sociales… fue una labor larga, pero al final hice una lista de cinco. Elene Urquijo fue la segunda persona de esa lista y Sandra y esta historia os aseguro que no podrían haber tenido mejor creadora.

Tuve la suerte que, cuando empezamos con el proyecto Elene, natural de Bilbao, vivía en Madrid. Quedé con ella a mediados de marzo cerca de El Retiro y, creo, que conectamos enseguida. Ella ya había leído el texto y esto es lo que os cuenta ella sobre la historia de Sandra: “Cuando me contactó la editorial para formar parte del proyecto, lo primero que hice fue leer el texto, ¡y enseguida empezaron a venirme imágenes a la cabeza! Me llegó en un momento en el que estaba sin trabajo fijo y no tenía demasiados encargos, así que acepté el proyecto porque me pareció que mis dibujos y, sobre todo mi paleta de color podría casar muy bien con el cuento de Sandra. Como a ella, a mí también me encanta el otoño, sus colores y representar esa calidez me inspiró bastante. Por supuesto, también era una oportunidad para tener por fin un proyecto con mi trabajo en librerías.”

Boceto cedido por Elene Urquijo. Esta ilustración cambió en el proceso final porque pensamos que era mejor que se viese a Sandra  enfadada

Para las dos fue la primera vez, podríamos decirlo así. “Yo ya había trabajado en la creación de libros, desde el boceto hasta la impresión final (eran proyectos propios de cuentos escritos por mí), por lo que toda la parte técnica del proceso, cómo preparar los dibujos, cómo integrar el texto, las medidas, la preparación para impresión, etc… no me ha supuesto ningún reto. Aun así, ha sido fantástico poder trabajar codo con codo con Rocío, hacer un proyecto en equipo, y la experiencia me ha ayudado mucho a aprender de posibles contratiempos que pueden surgir en un álbum ilustrado, y de cómo superar este tipo de situaciones”, explica Elene.

Sandra y sus colores

Hablamos de la historia, de cómo imaginaba yo a Sandra, de las hojas, del color que debían tener. Le enseñé a Elene hojas que yo tenía guardadas para que viese su color, del cambio que suponía para ella pasar del otoño al invierno, que se viera su enfado… hablamos de muchas cosas, separamos el texto para ver qué partes irían en cada página y ella lo entendió todo a la perfección.

Pensamos en las guardas, tan importantes en un cuento infantil. Ambas sabíamos que tenía que tener mucho color porque la portada yo quería que fuera blanca y que se viera solo a Sandra, por lo tanto, al abrir el libro tenía que haber una “explosión” de color” y Elene lo consiguió.

Al poco tiempo, Elene me mandó

unos primeros bocetos

que había hecho en su Tablet

y que me parecieron magníficos.

¡Y solo era el principio!

Elegí a Elene por sus dibujos. Había visto su trabajo en su web y en Instagram. Me gustaba el color que tenían sus ilustraciones, su composición, sus formas redondeadas y alargadas, sus expresiones. Y lo que más me gustaba era que dibujaba a mano. Quería que las ilustraciones de mi primer libro fueran hechas a mano. No tengo nada contra lo digital, pero creo que el trazo es distinto y quería esa naturalidad en los dibujos.

Fotografía cedida por Elene Urquijo

“Desde hace un año aproximadamente he pasado toda la fase de bocetado de mis ilustraciones a formato digital, es mucho más rápido y encima no gasto tanto papel. Aunque también estoy empezando a trabajar piezas más terminadas a color en digital, ya que como digo, es mucho más rápido y barato, aunque me sigue apasionando ponerme delante de un papel y pintar con pincel. Es un proceso mucho más lento y artesanal, y aunque el digitalizado de las ilustraciones sigue dándome quebraderos de cabeza (hay que encontrar un buen escáner y saber editar en Photoshop los dibujos), el proceso de pintar con gouache y pinturas no tiene nada que ver con hacerlo en el iPad. Quizás sea porque estoy un poco chapada a la antigua o soy una romántica, pero todo el tiempo que invierto en pintar en tradicional me hace feliz, y no lo cambiaría por ningún aparato digital”, nos cuenta Elene sobre su trabajo y su manera de ilustrar.

Trabajo en equipo

Después de hacer varios cambios en los bocetos, muy pocos, porque como os he dicho, Elene pilló enseguida lo que quería, comenzó a dibujar a mano y a cada lámina que me enviaba más emocionada estaba. Ella volvió a Bilbao, pero mantuvimos muchas conversaciones durante el mes y medio que duró el proceso de dibujo hasta que ella entregó las ilustraciones definitivas a la editorial.

Algunos de los cambios fueron gestos de Sandra, que yo quería que se viese su enfado, o pequeños detalles. El que más nos costó fue cuando el camión la moja al pisar con la rueda un charco. No sabíamos si, que se viese el camión entero, una parte, o cómo combinar esas dos páginas porque ese era el clímax de la historia, pero Elene encontró la solución perfecta.

Boceto cedido por Elene Urquijo

Cuando terminó, vino a Madrid, quedamos un viernes en La Central de Callao y me enseñó las láminas terminadas. No podía dejar de mirarlas. Os aseguro que me hubiera pasado horas viéndolas. Eran y son preciosas. También me enseñó a Sandra en la portada y me fascinó. Creo que ahí fue una de las veces en las que me di cuenta de que iba a publicar mi primer libro.

Elene entregó su trabajo y, ahora, le tocaba a la editorial hacer el trabajo de edición, corregir el texto y colocarlo en las páginas. Hicimos muchos cambios de tipo de letra, de tamaño, les di la idea de poner cada día de la semana en un tamaño más grande y en color para que se viese mejor y pequeños retoques para “vestir” la historia. Y cuando estaba todo casi listo para mandar a imprenta, surgió un pequeño problema y tuvimos que ampliar el número de páginas. Pasar de veintiocho a cuarenta. No era un problema menor, en el mes de julio y cerca ya de las vacaciones, ya que la fecha de publicación quería que fuese en otoño.

Problema resuelto

La editorial me propuso varias cosas, entre ellas añadir actividades en el libro, pero les sugerí que no porque no quería que mi primer libro llevara actividades. Quería un cuento para niños y niñas. Una historia para disfrutar del placer de leer. Un libro que, cuando acabara, llevase a la reflexión, a preguntar a los padres, no a hacer actividades que aumentara un trabajo añadido para ellos. Además, que ya tenía una parte explicativa de cómo son los nidos en las ciudades, algo que quise incluir porque siempre he sido muy curiosa.

Después de hablar con la editorial y hablar con Elene, fue la ilustradora la que decidió ampliar en algunas páginas que tenían dibujos distintos y convertirlas en dobles páginas , una solución magnífica que permitió que la historia respirase más y que no se añadiese contenido que yo consideraba innecesario y que no quería.

Y el libro llegó

A principios de agosto di el visto bueno definitivo a la historia y la editorial me mandó las páginas del libro ya impresas para que pudiese verlas. Mi sueño, mi gran sueño, estaba cada vez más cerca.

Fotografía cedida por Elene Urquijo

Y fue, a principios de septiembre, cuando me llegaron los ejemplares a casa. Mi libro estaba impreso y listo para llegar a sus pequeños lectores. Abrí las cajas con mi familia, mis pequeños y mi marido y eran preciosos. ¡Era mi primer libro y lo tenía en las manos! Hay cosas que no se pueden explicar y esa es una de ellas.

Y, esta semana, por fin, llega a las librerías. Respiro. Yo tengo ejemplares que todavía tengo que vender, así que si no tenéis una librería cerca a la que acudir o lo queréis dedicado, podéis escribirme a amerendarconmama@gmail.com y os envío un ejemplar.

También iré cerrando fechas para presentarlo, contarlo y hacer algún taller de los que os iré informando a través de mis redes sociales. Podéis seguirme en Instagram, Twitter o Facebook.

¡Gracias a todos los que habéis confiado en esta historia de Sandra! Y a los que tengáis interés en conocer este cuento, os animo a escribirme o a comprar el libro en vuestra librería de barrio.

Además, ya podéis leer la primera reseña en el blog «Mamá y 1000 cosas más», de mi compañera de tribu Judit.

 

4 comentarios sobre “El nido, el proceso creativo

  1. Que interesante, realmente tiene que ser muy complejo pero a la vez muy estimulante lograr darle forma. Ya mandaré el mail, no nos importaría tener uno

    1. ¡Hola Ainhoa! Sí, la verdad que es una experiencia muy emocionante y lo mejor es cuando el libro llega a los pequeños lectores y veo que les gusta, eso es maravilloso. ¡Muchísimas gracias por tu apoyo y tu comentario!

    1. ¡Qué ilusión me hace que podáis disfrutar de la historia de Sandra! Sí, fue un proceso muy emocionante y bonito. ¡Ojalá haya más! ¡Muchísimas gracias por apoyarme y comentar!

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