Supe de “Un lugar para Gusti” hace varios meses cuando su autora, Inma Muñoz, me habló de su nuevo proyecto. Después de leer “La increíble historia del Puntito Chimpún”, que ya cuenta con su quinta edición, y de disfrutar, y casi oír el mar, con la deliciosa historia “El sol de Elma”, que va por su segunda edición, era imposible que Gusti no llegara a nuestras vidas.
Gusti es una casa prefabricada que solo necesita “una superficie plana donde asentarse”. Vive en Nueva York, pero cuando comienzan a construir edificios y no puede disfrutar de los árboles en flor, decide marcharse. Recorrerá varias partes del mundo buscando ese lugar donde se sienta a gusto e identificada con el paisaje. ¿Lo logrará?
Tras su primera lectura, sentimos que Inma ha crecido como escritora. Es difícil representar en un álbum infantil un tema tan complicado como la búsqueda de un lugar en el mundo. De nuestro lugar. Un eterno viaje que hacemos a lo largo de la vida del que no somos conscientes, quizás, hasta que no nos convertimos en adultos.
Mostrar ese tema sin dramatismos, sin caer en lo tradicional, es complicado. Pero Inma ha conseguido aunar su gran pasión, la arquitectura, en una historia en la que su protagonista, una pequeña casa móvil, recorre el mundo, con su compañera Lena, en busca del lugar adecuado para vivir. Una idea brillante.
Como sabéis, nos gusta ahondar en las historias y sus autores. Saber cómo nacen y en qué momento es importante, en muchas ocasiones, para entender los cuentos. El contexto dice mucho de un libro. Y, para eso, le preguntamos a su autora, Inma Muñoz. “La idea surge de una pequeña historia que inventó mi marido para Teo, mi hijo. Según él, las casas se mueven por la noche y por eso nadie puede entrar a robar. Una idea que me hizo plantearme que, en efecto, existen casas móviles que pueden viajar. A esto se une mi amor por la arquitectura, ya que soy aparejadora. Viajar, conocer lugares nuevos, descubrir. Me identifico mucho con Gusti.”
La estética del cuento, editado por Ocho en punto editorial, es otro de los aspectos que más llaman la atención. Inma ha vuelto a contar con la colaboración de Èlia Meraki, que tan bien funcionó en “El sol de Elma”, para acompañar a Gusti a lo largo de su viaje. En este caso hay mucho espacio en blanco, lo que aporta luz y paz al álbum, dos detalles necesarios para contar la historia. Este espacio está perfectamente dibujado con colores suaves, pasteles, que invitan a mirar cada ilustración, dibujada con una línea muy fina, elegante, y a detenerse en los detalles.
“Èlia Meraki había ilustrado ya “El Sol de Elma”, con unas páginas cargadas de color. Ella me propuso cambiar de técnica, y me atreví a probar. Me gusta cambiar de tipo de ilustración en cada libro, y la gente se ha sorprendido de lo distintos que son ambos trabajos. La paleta de colores es idea de Èlia también. Sí que quisimos cambiar el formato, con páginas a una cara alternando a doble cara. Con Desirée Arancibia, la maquetadora, trabajamos complementar el texto con pequeños detalles que rompieran la sencillez de la maquetación del texto. Creo que el resultado es un libro luminoso, con letra sencilla y amplia y muchos detalles para para detenerse en cada página”, nos cuenta Inma.
“Un lugar para Gusti” es un libro con una estructura narrativa bien contada, donde el pequeño detonante pone en marcha a los protagonistas de la historia para emprender un viaje. Un cuento para pequeños lectores a partir de seis años. Es una historia profunda, con un hondo mensaje que, para niños más pequeños, como mi hijo de tres años, es difícil todavía de asimilar.
Un álbum ilustrado que no se queda solo en la etapa infantil. También un libro recomendable para los jóvenes y los adultos. Una historia personal que nos ayuda a entender cómo nuestro propio viaje no acaba aquí, donde creemos que estamos, sino que nos ayuda a reflexionar sobre el camino transitado y a no temer al que nos queda por recorrer.
No dejamos de buscar día a día nuestro lugar en el mundo. Y, es probable, que Inma sea muy consciente de ello. Cuando la entrevistamos para el blog y nos contó cómo empezó a escribir sus textos hace ya casi cuatro años, seguro que no se imaginaba contando cuentos y, sobre todo, sus propias historias, frente al público infantil. Por eso, este viaje de Gusti es tan importante.
Además, Inma ha tenido la suerte de encontrarse en el camino con mujeres valientes como ella que se han lanzado al mundo de la autoedición. Amigas que hoy forman parte de ese viaje interno que la autora ha hecho y que podéis encontrar en este álbum en forma de los títulos de los libros de Ana Meilán, Desiree Arancibia, Cristina Oleby o Julia Pérez Villegas, entre otras amigas y fundadoras del grupo “Trasteando”.
Un cuento muy personal, con muchos pequeños detalles que animan a disfrutar de la lectura, solo o en compañía, del viaje de “Gusti”.
Para esta lectura, hemos querido preparar una tarta de manzana, un postre casero, dulce y consistente. Una combinación hogareña, especial, que en cada casa se hace de una manera. Porque “Gusti” viaja mucho, pero seguro que esa casa siempre huele a postre recién hecho. Un olor que invita a entrar y a disfrutar de una tarde en la mejor compañía.
Precioso!!!! Creo que se a quien regalar este libro…..me has metido tanto en él que huelo desde aquí la tarta de manzana!!!!
Enhorabuena! Me ha encantado
Vanessa
¡Hola Vanessa!
¡Muchísimas gracias por leer la reseña y comentar! Seguro que le gusta el libro a quien se lo regales 😉
Un saludo!