Sara Cano: “Una manera de captar al público juvenil es contándoles historias de cosas que les están pasando”

A nuestra invitada de hoy, la escritora Sara Cano, autora de la novela infantil “Presidenta por sorpresa”, la conocí hace unos meses en la Librería de Alicia, un sitio tan magnético como ella. Porque una vez que has hablado con Sara, como hicimos nosotros en nuestra “merienda exprés”, y has leído sus libros, nace una necesidad imperiosa de saber más sobre ella. No por curiosidad, o simple cotilleo, sino porque Sara es una fuente de conocimiento puro dispuesta a compartirlo con el que quiera escucharla. Y eso, no se puede desaprovechar.

Por eso quedo con Sara Cano en la cafetería de la librería de La Central de Callao, en Madrid. Allí hablamos de los seis libros de “La guerra de 6ºA”, de la trilogía de “Jurásico Total”, “El futuro es femenino”, “Érase una vez una princesa que se salvó sola” y su última novela, “Presidenta por sorpresa”. Una carrera como escritora que comenzó en 2016, hace relativamente poco, pero que ha conquistado a un público infantil pendiente de cuándo publica una nueva novela. Y aunque siempre ha escrito “en la soledad” de su habitación, me confiesa que no se planteaba publicar un libro. Y con el principio de ese hilo, empiezo a tirar mientras disfrutamos de una limonada.

Destino por casualidad

Sara quería dedicarse a la cooperación, al mundo diplomático y, después de aprender inglés, francés e italiano en un colegio internacional, decidió que, para cerrar el círculo, debía estudiar Filología Árabe. En cuarto de carrera se dio cuenta que no era una profesión vocacional, pero acabó los estudios y decidió matricularse en Traducción e Interpretación y después hacer en un máster de Edición. Eso le llevó a hacer prácticas en Ediciones del Laberinto que, justamente en ese momento, comenzaba con una sección de infantil y juvenil.

Su espíritu aventurero le hizo marchar hacia tierras chilenas tres años después, pero sin abandonar del mundo de la edición. “Cuando empiezo a fraguar la idea de volverme de Chile, empiezo a pensar cómo montármelo por mi cuenta con lo que sé hacer en el mundo editorial. Y en este momento, una persona que había sido compañera mía en Laberinto y que ahora era editora en Alfaguara y me había estado mandado trabajos de traducción y de corrección, me propone escribir una historia para ellos. Ahí nace la “La guerra de 6ºA”, pero es casi más una sugerencia que me hacen que una idea mía. Yo siempre digo que, si alguien no me hubiera dado un empujoncito, no sé si me habría atrevido a publicar infantil y humor. Porque hasta ese momento, mis historias iban por otro lado.”

En esos primeros encargos para Ediciones del Laberinto, Sara se “enamora de la literatura juvenil”. Durante ese tiempo, leyó todo lo que no había leído de juvenil durante su adolescencia, y encontró un lugar en el que se sentía a gusto. “La guerra de 6ºA” en principio iban a ser dos libros, después se convierten en seis, después en la trilogía de “Jurásico Total” y de ahí a que yo ahora me sienta muy cómoda en ese ámbito y ni siquiera me plantee volver a otro tipo de literatura. No es que lo descarte, pero las ideas que tengo para desarrollar son en infantil.”

El lado oculto del corrector

Mientras hablamos, Sara sonríe mucho. También reestructura las frases, busca las palabras correctas, las que dan significado a lo que ella quiere expresar realmente. Conoce muy bien cada palabra, cada matiz, el sentido que forman unidas. Trabaja a diario con ellas. Porque cuando Sara volvió de Chile, se hizo autónoma y siguió ofreciendo sus servicios como editora, traductora y correctora de estilo. Un trabajo oculto y poco valorado, pero del que se aprende mucho. “El trabajo de corrector es muy desagradecido porque parece que da la sensación que le estás diciendo todo el rato a alguien que está haciendo las cosas mal y no va por ahí. El corrector intenta sacarle el máximo jugo al producto que tiene”, buscando que quede un libro perfecto.

Quien ha estado a los dos lados del libro, quien ha trabajado como editor y autor, sabe mucho de historias. “Yo le estoy muy agradecida a haber visto las dos partes del proceso y ejercerlas, porque creo que tengo una perspectiva mucho más global de cómo es todo y también de ser consciente de cómo todos los elementos son importantes y necesarios en el proceso de crear un libro.”

“Como autor necesitas un editor. No es que por ser yo editora no necesite un editor o un corrector de estilo. Creo que todo el mundo los necesita. Cuando tú estás elaborando una historia, tan metido en ella, hay ciertas cosas que son obviedades, que no ves: cosas en la trama que no funcionan, personajes que les falta chispa… Siempre necesitas una visión externa.” Sara habla desde la experiencia de muchos años. “Yo soy una eterna agradecida de mis correctores” y “estoy infinitamente agradecida a los traductores de otros idiomas”.

“La guerra de 6ºA” se lee en Italia, Francia y Turquía. “Jurásico Total” en Rusia y “El futuro es femenino” en Corea. “Si son lenguas que leo, me leo las traducciones y le pido a la editorial que se lo agradezca a los traductores de mi parte”.

Las claves de la novela infantil

Sara compagina su trabajo como editora y correctora con la escritura. No ha dejado de publicar desde que comenzó en 2016 y en todo este tiempo ha ido buscando y encontrando lo esencial en una novela infantil y juvenil. “Los jóvenes o los niños tienen una capacidad de atención y un nivel de energía muy distintos al de un adulto. Yo creo que hay que cautivarles con cosas que le interesen, como a un adulto. Puede ser una prosa increíblemente divertida, mucha acción, una historia muy interesante, personajes con los que se sientan identificados. Pero hay que seducirlos con lo que mejor se te dé hacer.”

Eso ocurre con “Presidenta por sorpresa”, una novela que nació de imaginar qué pasaría si una niña de 13 años se convirtiera en presidenta del país y de la que os hablamos en nuestro primer vídeo de “Libros jóvenes”. Un texto lleno de humor con el que, al igual que en sus anteriores publicaciones, nuestra invitada descubrió “una vena humorística que no sabía que tenía”. Ese humor que nos caracteriza, que hace que las historias sean divertidas y entretenidas y que el lector se identifique con ellas, sirven de gancho para que los jóvenes lectores continúen leyendo.

“Llega un momento en la adolescencia en el que hay una serie de distracciones. Te empiezan a gustar las chicas, los chicos o las dos cosas a la vez. Las redes sociales empiezan a captar mucho tu atención, pero una manera de captar al público juvenil es dándoles referentes y contándoles historias de cosas que les está pasando. Una cosa que me parece muy importante y que está empezando a suceder ahora, es que hay cada vez más diversidad y visibilidad de ciertas cosas que no se veían antes en literatura juvenil, por ejemplo, historias de piratas que pertenecen al colectivo LGTB. No es meter un personaje, si no que los personajes tienen ciertas características porque así es la realidad, porque vives en una sociedad que son cosas que existen y que hasta ahora, o hasta hace muy poco, no tenían representación.”

Los personajes son muy importantes en las novelas de Sara, tienen todo el peso de la historia. “A mí me gustan mucho los personajes. La parte que más disfruto de las historias es la creación de personajes y me parece que si son creíbles, por mucho que hagan cosas disparatadas, siempre vas a empatizar y a sentirte identificados con ellos.”

La importancia del contacto

A Sara también le gusta saber qué piensan sus lectores de sus protagonistas, de sus historias, de sus libros. Recorre muchas ferias y colegios presentando sus textos al público infantil y juvenil. Antes de nuestra entrevista, por la mañana, estuvo con a Javier Fernández, de “Menudo Castillo” en el colegio Isabel la Católica, en Navas del Rey, junto a otros escritores ofreciendo una charla sobre sus libros. “A mí me encanta los coles y los niños porque no tienen filtro. Si les ha gustado te lo dicen y te quieren y te abrazan y si no les ha gustado te lo dicen igual, no tienen ningún problema. Me parece muy bonito tener ese “feedback” tan puro, tan inocente.”

Y esos mismos lectores que ofrecen su opinión sincera, sin ninguna maldad, son los que ofrecen ideas para nuevos textos. Como le ocurrió a Sara con el cuarto libro de “La guerra de 6ºA”. “Recuerdo ir a un colegio y que me dijeran: “en este libro faltan historias de comedor”, y tú dices, “claro que sí, no me había dado cuenta”. Con lo que a mí me había traumatizado el comedor de pequeña.”

El peso de la literatura infantil y juvenil

Nuestra conversación sigue avanzando y entramos en el terreno de la literatura y la mujer. Pero, a diferencia de la literatura para adultos, la literatura infantil y juvenil “es un género denostado”, afirma Sara. Y me cuenta una anécdota que sirve de ejemplo. “Presidenta por sorpresa” salió cerca de la campaña electoral del mes de abril y muchos medios de comunicación se interesaron por su libro. “Los periodistas me han confesado, sorprendidos, que se lo han pasado muy bien leyendo el libro. Un lector adulto no se acercaría nunca a un libro infantil, pero nadie tiene reparos en leerse un libro de Michael Ende o Harry Potter. La literatura infantil no quiere decir que no la pueda disfrutar un adulto y que sea más sencilla o menos compleja. La literatura infantil y juvenil tiene este halo de que son libritos para niños, más fáciles, cosa que no es cierto”.

Cada año se editan más libros de literatura infantil. Estos libros son el primer contacto que los pequeños lectores tienen con los textos, el primer paso para aprender a leer. Aun así, la literatura infantil sigue considerándose un género menor. La clave, como afirma Sara, es “saber mirar a los niños y no tratarles como idiotas. A un niño le puedes contar cualquier cosa, pero se la tienes que contar de una manera que la entienda y de manera que le atraiga, igual que se la contarías a un adulto. Saber mirar al niño horizontalmente, no desde arriba, no es tan sencillo.

En el mundo anglosajón tienen un concepto distinto de sus autores de literatura infantil, afirma Sara. Tanto en Inglaterra, como Francia o Alemania, cuidan a sus autores, a sus obras. En España, “siempre hemos tenido un complejo de inferioridad, parece que los productos nacionales son un poco peores simplemente por ser nacionales. Aquí nos falta un poco creérnoslo.”

Llevamos casi media hora de entrevista. Treinta minutos intensos, en los que he intentado atrapar al vuelo cada consejo para aprender de este mundo de la literatura por el que ahora me muevo y que me apasiona. Hablamos de literatura y de tecnología, porque cada vez van más unidas:  “A mí me parece muy interesante las posibilidades narrativas que dan las tecnologías. Y la capacidad de interacción con el lector, son fantásticas. No creo que seamos enemigos, hay que ser conscientes del mundo en el que vivimos. La tecnología tiene sus cosas buenas y sus cosas malas y hay que abrazar las posibilidades que te da la tecnología.”

Nuestra entrevista llega al final, y como siempre, no pueden faltar las dos preguntas esenciales de este blog.

¿Una merienda de tu infancia?

Justo después de la «merienda exprés», me acordé de los bocadillos de pan con mantequilla y Cola Cao espolvoreado por encima, que era una cosa que cualquier nutricionista ahora mismo se moriría, pero eran cosas que me parecían maravillosas. E irte a la piscina con media tableta de chocolate en una barra de pan. O las medias noches untadas con cualquier cosa de foie gras de los cumpleaños.

¿A quién deberíamos conocer de literatura infantil y juvenil?

Pedro Mañas, Ana Campoy, Begoña Oro… es que no te puedo decir dos solamente. Pedro es un gran amigo y excelentísimo escritor y poeta. Ana Campoy es una magnífica escritora y promotora de literatura infantil y juvenil y Begoña Oro igual. Te recomendaría a estos tres y ninguno por encima de los otros. No te los puedes perder a ninguno de los tres.

Y así termina esta entrevista. Pero, ya os aseguro, que no será la última con Sara Cano.

Os dejo el vídeo sobre «Presidenta por sorpresa».

 

 

2 comentarios sobre “Sara Cano: “Una manera de captar al público juvenil es contándoles historias de cosas que les están pasando”

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