Nuestra invitada de hoy, Carolina Casado, está graduada en psicología, tiene veintidós años, una fabulosa novela publicada de más de 400 páginas y le sobran ganas y talento para seguir escribiendo historias.
Carolina Casado es escritora. «¿Con sólo un libro publicado?», dirán algunos. Bueno, hay libros y libros. Y el suyo, “La venganza del piromante”, editado por Atlantis, es una novela que tiene vida. Las descripciones, los personajes, el entramado de la historia, late cada vez que abres el libro. El lector es capaz de viajar a Xeredhia y sentir el ruido de sus calles. Y todo eso, Carolina lo ha conseguido con solo la primera novela. Imaginaos lo que puede hacer con el nuevo libro que publica el próximo mes de mayo bajo el título “Un acorde menor”.
Comenzó a escribir “La venganza…” en el año 2016. Aunque lleva escribiendo casi toda su vida, pero no pensaba que sus historias le interesarían a nadie. “La primera vez que escribí una novela, la mandé a un concurso, nombraron a mucha gente que lo había hecho bien y el mío no apareció. Recuerdo que me desmotivó un montón y dije que lo que escribía no servía. Luego empecé “La venganza…” y noté que me gustaba lo que escribía, que es fundamental. Lo planifiqué todo, comencé con la rutina y me di cuenta que, si yo estaba contenta con el resultado, igual a la gente también le gustaba.”
Todo comienza con Indiana Jones
Me cito con Carolina en la librería-cafetería Ocho y Medio, un espacio cinéfilo al que yo acudía en mi juventud, escondido cerca de la Gran Vía de Madrid. Carolina llega pronto a nuestra cita, una joven previsora, no le gusta llegar tarde, y, mientras esperamos a que abran, me cuenta que vino por primera vez a este sitio hace un año gracias a una amiga. Desde entonces, suele venir muy a menudo.
Ya había entrevistado a otras autoras de literatura juvenil, como Mónica Rodríguez o Maite Carranza. Pero nunca a nadie tan joven.
Hablar con Carolina es sencillo. Nunca nos hemos visto, pero parece que nos conociéramos de hace muchos años. Me confiesa entre risas que su primer relato fue sobre Indiana Jones, “me encantan las películas”. Una historia que comenzó cuando ni siquiera sabía escribir bien, “tenía que separar las palabras por guiones porque si no, me salían todas juntas”.
Y desde entonces, ya no lo ha dejado. “Hay algo que siempre ha estado ahí”, dice Carolina, esa voz interior, esas ganas de sacar lo que un escritor lleva dentro, de contárselo al mundo. Una fuerza que te lleva a escribir y a no dejarlo nunca. Eso forma parte del escritor y Carolina lo tiene.
También la constancia describe a un buen contador de historias. Desde hace año y medio que decidió dar el paso y escribir “La venganza…”, Carolina dedica tres horas diarias a escribir. “Los fines de semana y en vacaciones bastantes más. Por las mañanas dos horas y luego por las tardes otras tres”. Os recuerdo que tiene veintidós años, se ha sacado el Grado de Psicología y ¡ah!, estudia un máster de General Sanitario, “el único que puedes hacer para trabajar de psicóloga en hospitales clínicos”.
Psicología en las novelas
La pasión de Carolina es escribir, pero también la psicología. Y le gusta mucho mezclarlas.
“A la joven le hubiera gustado contar con la ayuda de Shurith, pero su amiga estaba particularmente insoportable desde que vieron el cadáver de Lexio y apenas había hablado desde entonces. Lyra sabía que cada vez que Shurith se sentía triste o derrotada solía encerrarse en sí misma. Era su forma de pedir ayuda. Y Lyra sabía que lo mejor que podía hacer en esos casos era dejar que ella misma se diese cuenta de que aislarse no era la mejor solución.” (Extracto de «La venganza del piromante»)
Carolina soñó con la “La venganza…” antes ponerse a escribir. “Hay muchas historias que se me ocurren en sueños, soy de soñar mucho, me encanta. Recuerdo que un día el primer capítulo lo soñé íntegro, a través de los ojos de Lyra. Me desperté y empecé a pensar a lo largo del día en una región que pasara lo que había soñado: que sus personajes tuvieran marcas que te potencian, que haya guerreros, alquimia, magia, una guerra… y me gustó la idea y dije: “vamos adelante con lo que salga.”
No cambió nada de la novela desde que la pensó hasta que la terminó. “Me llevo muy mal con cambiar cosas. Soy muy rígida. Yo antes de ponerme a escribir planifico todo al 100%. Me hago una escaleta y un guión. Lo escribí, lo corregí, pero cambiar de trama no. Sí sabía el final. De las historias tengo claro el principio y el final. No me interesa la historia que se me ha ocurrido hasta que no veo el final. Y me dolió escribirlo, pero tenía que ser así.”
Publicó la novela en febrero de 2018 y un año después está a punto de publicar su segundo libro: “Un acorde menor”, con ediciones Versátil. Sale a la venta el próximo 13 de mayo. Una novela muy personal, que tiene parte de ella, de una experiencia de la que salió y aprendió mucho. Porque Carolina es una joven muy fuerte, que no se conforma y que lucha por un cambio social con la mejor arma que tiene: las palabras.
Escritora, joven y mujer
Pero el mundo de la literatura no es nada sencillo. Las grandes editoriales controlan mucho mercado. Es difícil llegar a muchas personas, que tu libro lo lean el mayor número de lectores posibles, pero Carolina no se rinde. “Yo ahora lo veo complicado porque estoy intentando formarme más, escribir más, buscar un hueco. Pero sí creo que se pueda conseguir. Si escribes bien, si a la gente le gusta, te mueves y te implicas y de verdad crees en lo que haces, yo creo que al final tiene que salir bien.”
Y, como mujer, ¿puede llegar a ser más difícil?
“Sí, pero creo que eso está cambiando bastante, sobre todo porque hay muchas iniciativas de visibilidad a las autoras. Por ejemplo, octubre es el mes de las autoras y muchos blogs dan más visibilidad a las mujeres. Mucha gente está muy concienciada también gracias a la literatura juvenil. Ahora son muchas mujeres las que están escribiendo y publicando cada día. Estamos rompiendo con lo que estaba establecido. Si ahora esa situación está bien y estamos luchando por conseguirlo, yo creo que de aquí a unos años va a estar todo más igualitario.”

Vivimos en una época donde nacen nuevas editoriales y se publican muchos libros, pero donde, quizás, no sabemos cómo diferenciar la literatura juvenil de los libros para adultos. O si, de verdad, esa barrera existe. “Solo es la etiqueta”, opina Carolina. “Yo leo historias que solo están etiquetadas para público juvenil, y me parecen que sirven para todos los públicos. Al final es una separación más social, como una categoría. Como “no, aquí escribe la gente joven e igual la gente joven no es tan buena como la adulta” y le ponemos esa etiqueta. Yo ahora leo mayoritariamente juvenil, porque aparte de que me gusta, están muy concienciados con temas con los que igual el adulto no lo está tanto, como el feminismo o el colectivo Lgbt. En las novelas juveniles hay más representación. Al ser tan jóvenes y estar viviendo este cambio social que está habiendo, somos más conscientes porque también queremos reflejarlo en las historias. Creo que el público adulto no está viviendo ese cambio tan de cerca.”
Un libro para cada joven lector
Nuestra invitada está dentro del mundo de la novela juvenil, donde hay un auge “flipante”, como bien lo describe su juventud. Hay un gran movimiento en las redes sociales sobre libros, iniciativas y presentaciones de novelas juveniles. Pero también opina que hay que “adecuar la lectura a los jóvenes”. “Una persona que está empezando a leer y todavía no le mola mucho, si le metes un tochazo de algo que no le interesa, pues igual no vuelve a coger un libro en su vida. Ahora hay libros para muchas categorías, sería simplemente que cada joven que le apasione ese tema se le diese el libro específico.”
Por eso, el principal consejo de Carolina para animar a los jóvenes lectores a leer es “buscar las historias que más les interesen”. Si les interesan los videojuegos, que empiecen por las guías y los libros que se han escrito sobre ese tema. “Las recomendaciones están bien, pero yo creo que te limitan un poco porque igual yo recomiendo cinco libros, pero no son los que te gustan. Creo que es mejor echar mano de tus intereses. Y, si no tienes el hábito de lector, empezar con cosas más pequeñas, libros más finos.”
Y, como siempre, hay dos preguntas que no pueden faltar en nuestras entrevistas.
¿Una merienda?
Mi momento de merienda significaba descanso. Cuando llegaba la hora de merendar, dejaba todo y me iba a leer, a escribir o ver la tele y me sentaba con mi plato de lo que sea y aunque fueran veinte minutos o media hora, era como el relax de todo el día. Me gustaba mucho. De hecho, meriendo dos veces al día y así sigo.
¿Y a quién nos recomiendas de literatura juvenil que debamos conocer?
A Sonia Lerones, que sacó libro con Onix el año pasado “La Posada Shima”. Tuve la oportunidad de conocerla este año y de leerme el libro y me gustó un montón. Tiene mucha influencia de los estudios Ghibli, de las películas “El castillo ambulante”, “El viaje de Chihiro”. Me gusta mucho la forma de escribir de Sonia y ahora somos buenas amigas. Este año saca un nuevo libro que trata el tema de la depresión en jóvenes, como gestionarlo. Me gusta mucho su forma de escribir y de ser.
Nuestra entrevista llega a su fin. Podría preguntarle muchas cosas más, pero prefiero dejarlo para el segundo libro.
Quiero volver a verla con su cara sonriente, su mirada joven, dulce, y sus labios granates, bien marcados, segura de sí misma. Quiero encontrarla en la próxima Feria del Libro de Madrid, porque seguro que va, y que me firme su segunda novela y disfrutar con su eterna juventud y su gran madurez.
Porque “La venganza…” ha significado para Carolina un gran paso en su vida, pero sobre todo ha ganado confianza en sí misma. “La novela me ha servido para motivarme, para decirme que igual sirvo para esto y seguir para adelante. Y también para perder mucho la vergüenza de que me lean. Ya no tengo tanto miedo a mostrarme y eso me gusta”.
Podéis seguir a Carolina a través de su cuenta en Instagram y Twitter.