¿Leéis a vuestros pequeños lectores cuentos clásicos? ¿O preferís tenerlos en un segundo plano? ¿O, directamente, no leerlos? Todos estos libros que nosotros hemos leído y que antes de nosotros leyeron nuestros padres, generan mucha controversia en la actualidad y sus enseñanzas horrorizan a algunos adultos: “¿Cómo le voy a leer ese cuento al niño?”. Seguro que habéis escuchado o lo habéis pensado muchas veces.
Nosotros sí les leemos a nuestros hijos cuentos clásicos y respondemos a sus preguntas. Creo que deben elegir lo que quieren leer. Evitarles ciertos tipos de cuentos hará que ellos no conozcan otros tipos de literatura y no sean capaces de elegir y crearse su propia opinión.
Historia desconocida
Por eso, el cuento que os recomendamos esta semana es un clásico escrito en 1933 por Marjorie Flack, una autora estadounidense, e ilustrado por Kurt Wiese, un dibujante alemán y que tiene sus partidarios y sus detractores. Nosotros no lo conocíamos, me lo recomendaron desde la editorial Picarona. Ellos han apostado por Ping, que tan bien ha funcionado entre varias generaciones de niños y niñas estadounidenses. De hecho, La historia de Ping está en la primera posición de la lista “Grandes cuentos infantiles que la gente no conoce”, de la web “Goodreads”, entre los que se encuentran “Historias de ratones”, de Arnold Lobel o “Las aventuras de Pipi Calzaslargas”, Astrid Lindgren y que la editorial Blackie Books ha reeditado.
Juli Peradejordi, editor de Picarona, nos ha contado por qué han decidido rescatar este clásico: “Decidimos apostar por este libro porque a pesar de que se encontraba en diversas listas de cuentos infantiles recomendados de Estados Unidos, era un título desconocido en España. Allí es un clásico que muchas generaciones de lectores recuerdan con cariño por la ternura de la historia, la calidez de las ilustraciones y ese toque oriental, y nosotros queríamos ofrecerles a los lectores de habla hispana la posibilidad de disfrutarlos. Es un álbum muy especial, que refleja la forma de abordar la literatura infantil a principios del siglo XX”.
Os cuento de qué va el libro.
La historia de Ping es la de un pato que vive en un bote sobre el río Yangtsé con su madre, su padre, dos hermanas, tres hermanos, once tías, siete tíos y cuarenta y dos primos. Todos los días salen al río a buscar comida, pero a la hora de subir, el último pato siempre recibe un azote de su amo. Un día, al ver que iba a ser el último, decidió no subir, quedarse en el río y explorar el mundo.
Un libro para todos los públicos
Y así comienza esta pequeña historia que Picarona ha decidido editar en tapa blanda, en formato cuadrado, donde las ilustraciones tienen todo el protagonismo. Unos dibujos llenos de luz, que ocupan casi el 90% de la página y que es donde los ojos de los pequeños lectores van a ir primero, buscando una conexión entre el cuento y los lectores. Una historia que no pretende enseñar nada a través de imágenes, sino que el espectador sea capaz de viajar con Ping y de sentir en su interior aquello que el cuento despierte en ellos.
Un libro clásico bien construido, contado ingeniosamente para niños a partir de tres años y que merece, por lo menos, ser conocido.
Se lo he leído a mi hijo mayor, porque ya sabéis cuánto nos gusta comprobar los cuentos con ellos antes de recomendarlos, y le ha gustado. Los “ojos perspicaces” del bote no le gustaban mucho, pero hemos estado hablando de las ilustraciones, que es lo que caracteriza a la historia, e incluso ha cogido el libro para verlo él cuando lo hemos acabado y ha estado pasando las hojas, mirando las ilustraciones.
Jugamos y merendamos
Y para merendar, esta semana cambiamos un poco y os presentamos un juego de mesa. Mi hijo mayor está empezando a interesarse por este tipo de juegos, en parte gracias a las sesiones de Ludiversia, y quería enseñaros uno que tenemos en casa y al que últimamente jugamos durante las meriendas. Jose se lo pidió a los Reyes Magos y ha sido un éxito.
Smelly Wellies es un juego de mesa para practicar parejas y la agudeza visual. Hay cuatro tableros distintos con tres monstruos cada uno. Contiene doce pares de botas, unas verdes y otras rojas. Se eligen tres rojas, se ponen en cada monstruo y, por turnos, hay que ir cogiendo las verdes hasta encontrar la pareja.
Es un juego de dos a cuatro jugadores y para niños y niñas de dos a seis años. Un juego educativo muy entretenido de Orchard Toys, una empresa inglesa, que podéis encontrar en las tiendas Didecco. Smelly Wellies está probado por profesores y fue uno de los ganadores de los premios “Mother & Baby” de 2018. ¡Todo un descubrimiento!