Si tuviera que dibujar a nuestra invitada de hoy, pintaría a una niña curiosa. Con unos ojos grandes, observándolo todo. Su sonrisa traviesa siempre en la boca, su melena rizada, una gorra y un traje de exploradora, dispuesta a vivir nuevas aventuras. Sin ningún tipo de miedo y con muchas ganas de aprender.
Inma Muñoz es autora de “La increíble historia del puntito Chimpún”. Un cuento autoeditado hace tres años sobre un punto final que el año pasado imprimió su cuarta edición. Se dice pronto para un cuento autopublicado.
Conocí a Inma una tarde que Desirée Acevedo fue a contar sus cuentos en la Librería de Alicia, en Parla, donde suceden tantas cosas mágicas. Yo la había visto por las redes porque como bien dice ella “en tres años he dado mucha guerra”, pero nunca había tenido el placer de poder hablar con Inma en persona. De conocerla a pedirle una entrevista no pasó mucho tiempo.
Merienda de autor
Merendé con ella en la cafetería La China Mandarina hace unas semanas, antes de la presentación del libro “El viaje de Malka”, de Mónica Rodríguez. Hablamos de muchas cosas: libros, autoedición, editoriales, autores… Ella pidió un café con leche, “cortito de café”, y yo un té. Y empezamos a hablar de sus comienzos como escritora, su otra pasión, porque ella es aparejadora, pero decidió escribir durante la crisis, cuando más trabajo tenía, buscando una válvula de escape. “Siempre me ha gustado mucho escribir y tenía mi carpeta del instituto llena de textos de cosas cotidianas y con humor. Pero el texto de “Chimpún” lo tenía escrito para adultos. Me hizo mucha gracia que mi pareja anterior ponía siempre puntos finales a todo, yo que nunca pongo puntos y me chocaba mucho. Un día, escribiendo un email, se me ocurrió escribir una historia de un punto final. Pero la historia para niños surgió cuando me pidieron en el colegio de Teo, con dos años, que fuera a contar un cuento. Hice una adaptación y se lo conté de una forma muy espontánea y vi que resultaba muy bien.”
Inma fue muy valiente. Se adentró en el mundo de la publicación sin conocer a nadie y sin saber nada sobre editoriales. Sin saber todo lo que hoy conoce. Pero lo hizo y le fue tan bien que con la cuarta edición de “Chimpún” publicó su segundo libro el año pasado, “El sol de Elma”, una preciosa historia de la que ya os hemos hablado en el blog. “Lo de autopublicar fue una decisión totalmente inconsciente. Vi que era mi primer libro, que nadie me conocía y antes de buscar editoriales tradicionales, me fui a buscar editoriales de autoedición. Empecé a indagar, le pedí presupuesto a Círculo rojo y no me encajó la propuesta y seguí buscando. Entonces no me planteé una editorial tradicional porque tenía claro que me iba a costar mucho. Yo quería sacar el libro y no tenía ganas de que nadie me pusiera plazos, ni tiempos, ni esperas. Yo soy así, “lady impulso”, cuando quiero algo voy a por ello.”
La primera edición de “Chimpún” fue en tapa blanda y grapada, algo que en España no vende mucho. Pero ella se lanzó. Empezó a tantear el terreno y funcionó. La siguiente edición fue en tapa blanda, pero con canto, un paso más. Y la tercer se publicó en tapa dura. En el camino se planteó ir a una editorial tradicional, pero “hice tres preguntas: una contestó, otra fue respuesta de otra empresa de coedición a lo que dije que no y otra no contestó. Dije, pues sigo para adelante. Y con «Elma» ni me he planteado tradicional, porque había abierto mucho mercado con «Chimpún».”
Autoedición
Que un cuento autoeditado saque cuatro ediciones, es complicado. Puede parecer fácil visto desde fuera, pero conlleva mucho trabajo. Desde que nace la idea hasta que el comprador lo tiene en sus manos. Muchos números, muchos viajes para que el libro llegue al mayor número de librerías, muchas veces contado… Un trabajo del que hay que estar enamorado. “No pensaba que iba a sacar cuatro ediciones de Chimpún. Si quiero algo voy a por ello, nunca he sido de esperar a algo. Puedo pecar de impetuosa. Si quieres algo, toda la energía se alinea en su camino y luchas por ello. Cuesta, porque este camino no ha sido sencillo.”
Mucha de la ayuda que Inma y muchas otras autoras han tenido, viene de sus “trastos”, el grupo del que es fundadora junto a Ana Meilán, Desiree Arancibia, Lola Ordóñez, Silvina Eduardo, Julia Pérez Villegas, Cristina Oleby y Raquel Rodríguez y que aúna a escritoras, ilustradoras, libreras, bloggeras y muchas más personas amantes de la literatura infantil. Hacen quedadas cada año,desde 2017, por la “necesidad de vernos”. Incluso Silvina viene desde Alemania. Entre ellas se apoyan, se ayudan, resuelven las dudas. Tanto en el grupo de “Trasteando” como en el de “Soñando con publicar”, un grupo referente en Facebook para aquellos que sueñan con escribir o ilustrar un libro.
A Inma, como a tantas otras autoras que compaginan su trabajo con la escritura, “le encantaría vivir del cuento”, pero saben que es muy complicado. Pero Inma no se rinde. Y tanto le ha gustado este mundo, que ha creado la editorial Ocho en punto, una “editorial más artesana”, de poquitos libros, pero que se publiquen como a Inma le gustan, cuidando el texto, las ilustraciones y, sobre todo, la maquetación. “La editorial es un pasito más. Realmente, no hay mucha diferencia entre ser una editorial tradicional a hacer lo que estaba haciendo siendo editora de mis libros. Se diferencia en que en un futuro, cuando ya me haya asentado, sí me gustaría ver la posibilidad de que autores que no sea yo, puedan editar sus textos.”
Cuentacuentos cada semana
En estos tres años que lleva contando la historia de “Chimpún”, Inma ha recorrido colegios, festivales y librerías. “Durante el fin de semana mínimo tengo una contada”. Su primera vez fue en el colegio Carlos Cano en Fuenlabrada. Allí se quitó el nerviosismo después de contarlo ocho veces seguida. Una prueba de fuego.
De ahí pasó a la librería la Libre de Barrio, en Leganés. Allí fue a verla la profesora que la había invitado a contar el cuento por primera vez en la escuela de su hijo, “fue muy bonito porque ella me inspiró mucho”. Y, desde entonces, no ha parado de aprender. “Estoy aprendiendo a base de contar mucho y de ver contar mucho. La formación la haces también con la experiencia. Siempre hay que formarse. Me gusta también lo genuino de cada uno. Guardar la combinación de cada uno. Disfruto muchísimo los cuentacuentos.”
Nuestra entrevista terminó aquí. Recogimos y nos fuimos a disfrutar de la presentación del libro de Mónica Rodríguez. La tarde fue inolvidable, rodeada de grandes autoras, viendo libros únicos en La Fabulosa y recorriendo Madrid con Inma, porque hicimos el camino de vuelta juntas. A su lado aprendí muchísimo, y lo que me queda por aprender.
Y de tanto hablamos y tan a gusto estaba charlando con ella, que se me olvidó hacerle dos preguntas claves, así que la escribí en cuanto me acordé. ¡Tenía tantas cosas que hablar con ella que se me olvidó preguntarle…!
¿Una merienda?
“Con mi madre, mis hermanos y mi tía Mita. A mi tía le encantaba merendar en las cafeterías de Madrid y cada vez que entro a una cafetería de toda la vida, me viene a la mente aquel recuerdo.”
¿Y a qué otra autora o ilustradora nos recomiendas leer?
“Como autora te recomiendo que entreviste a Cristina Oleby, guarda muchos secretos. Y si puedes cazarla, entrevista Margarita del Mazo, una mujer con mucha historia.”
Y ahora sí termina la entrevista. Pero el recuerdo de aquella tarde con Inma, como con sus libros, sigue conmigo. Son de esos momentos que te marcan. Que se quedan grabados, aprendes y nunca olvidas.
Podéis seguir a Inma a través de sus redes sociales: Instagram, Facebook y Twitter o seguirla a través de su blog.
Me ha encantado la entrevista. Inma es un amor. Me encanta su pasión a la hora de contar cuentos.
¡Muchas gracias!?