Nuestro invitado de hoy es un joven escritor barcelonés que lleva muchos años escribiendo para niños. Empezó como guionista en un programa de la televisión pública catalana hasta que se lanzó a escribir sus propias novelas. Sus historias han conseguido que niños y niñas que no leían se interesaran por la lectura.
Joan Antoni Martín Piñol quiso escribir desde pequeño. Entre bollicao y bollicao (porque en la época de los cromos de «Toy» muchos merendábamos eso, aunque no fuera lo más sano) nuestro invitado leyó “Las brujas”, de Roald Dahl y le gustó y le emocionó tanto, que imaginó que escribir libros como ese, tenía que ser maravilloso. Hoy, algunos de sus libros se han traducido a varios idiomas y sus colecciones van por la decimoquinta edición.
Yo no conocía a Joan. Y es probable que no lo hubiese oído hablar de él si no fuera porque Maite Carranza, nuestra anterior invitada, nos lo recomendó. O puede que sí. No lo sé. El caso es que sus historias se han cruzado en mi camino. Y me han gustado. Tanto, como leer esta entrevista. Y quizás esa es “la magia de la lectura” de la que muchos padres hablan en relación a sus libros. Un autor cercano, sincero, capaz de expresar con palabras lo que los niños, niñas y jóvenes quieren leer. Sin que los traten como pequeños, sino como lo que son: lectores con muchas ganas de leer buenas historias.
Os dejamos con él. ¡Disfrutad de la entrevista!
¿Cuándo y por qué decides escribir literatura infantil?
No sé si hay un momento único, pero en cualquier caso, una de las mayores motivaciones fue ser guionista del programa infantil más visto en Catalunya (Club Super3). Durante años, escribí guiones de humor para niños y me oí en muchas reuniones “esto no lo podemos hacer por presupuesto, porque los críos no lo entenderán, porque es demasiado bestia/surrealista/alocado, etc”.
Así que lanzarme a la literatura infantil fue la manera personal de escribir con total libertad y bajo mi responsabilidad (no la de un programa infantil de televisión pública, que también entiendo su postura) estas historias con este tono de humor y demostrar (con éxito de ventas, premios y traducciones a varios países) que “sí se puede”.
Los niños lo que quieren es que confíes en su capacidad, les hables de tú a tú, les emociones y les contagies tu pasión por una historia importante. Se tragan las moralejas, las clasificaciones por edades y los resúmenes y controles de lectura porque es obligatorio, pero en verdad, lo que quieren es sentirse conmovidos y apasionados por algo que les cuentas por escrito.
¿Qué te inspira para crear tus novelas?
Cualquier detalle de la vida cotidiana, cualquier homenaje a algo visto o leído, cualquier temática que me apasione… todo sirve de alimento para la creatividad. En el fondo, los escritores lo que hacemos es hablar de lo que nos importa o nos molesta, de lo que amamos y de lo que tememos, y a veces le añadimos zombis, dragones o mutantes porque queda más vistoso, pero la chispa de la inspiración está por todas partes.
Has escrito novelas infantiles, guiones, eres profesor, monologuista… ¿Con qué te quedas? Si es que es fácil quedarse con algo cuando te apasiona escribir.
Todas estas facetas tratan de hacer felices a los demás, y me encanta el contacto con el público que permiten los monólogos y las clases, pero escribir novelas siempre ha sido el sueño de mi vida desde pequeño y me sigue haciendo muy feliz.
¿Qué te cuentan los niños que han leído tus libros? ¿Crees que los padres se interesan por la literatura que leen sus hijos? ¿Leen ellos los libros?
Muchos niños me dicen que se han reído mucho, que soy su escritor preferido (aunque a según qué edad igual sólo han leído a un par) y que les encanta que no les trate de tontos. Muchos padres que me escriben me cuentan que sus hijos no leían, que ellos lo habían intentado todo, y que entonces alguno de mis libros “consiguió la magia lectora”.
Hay miles de padres y madres muy entusiastas con las lecturas de sus hijos, que saben la importancia de fomentar una biblioteca personal y el gusto particular de cada hijo, que leen juntos y se informan de novedades. Sólo tengo palabras de gratitud para familias así, porque son las que permiten que nuestra cultura siga adelante y que los autores podamos vivir de escribir.
Por desgracia, visitando muchas librerías, que es algo que hago casi cada semana, siempre me topo con padres que le niegan a sus hijos el libro que ellos piden y que le enchufan uno que es claramente aburrido o poco adecuado. O directamente le dicen eso de “ya te compré un libro, hasta que no te lo acabes no te compro otro”. Y la pasión por la lectura no puede tratarse igual que el obligar a comer verdura. (Por supuesto, si alguna familia no puede permitirse un libro infantil de nueve euros cada cierto tiempo, las más que surtidas bibliotecas son un gran bufete libre de oportunidades librescas, aunque recordemos que a los niños les encanta poseer y atesorar los libros que les fascinan.)
¿Es complicado animar a los niños y los jóvenes a leer? ¿O, quizás, por el auge de las redes sociales, internet, los booktubers, los jóvenes tienen más información sobre literatura que les anima a leer más?
Con las redes sociales, ahora los lectores pueden encontrarse con una comunidad de almas gemelas con las que compartir una misma pasión lectora. En mi época, en clase sólo éramos un par los que leíamos. No daba para mucho club de lectura.
Y hay booktubers como Sebas Mouret, Marta Botet o Javier Ruescas (nombro sólo estos porque son los que más veo) que son auténticos fenómenos. Ya no hay que jugar al fútbol o tocar la guitarra para que te admiren: leyendo también lo consigues 🙂
De todos modos, con todos los estímulos multiplataforma que existen, niños, jóvenes y adultos cada vez pasamos menos tiempo seguido concentrados en un libro. Y por supuesto, si enganchas varias lecturas poco apetecibles seguidas (en cualquier edad) la pasión lectora cuesta mantenerla.
“Dragon Girl”, la colección “La cocina de los monstruos”, o “Los dragones de hierro”, y una larga lista de obras publicadas, pero ¿de cuál guardas un recuerdo más especial?
Todos mis libros me gustan 🙂 pero algunos me han dado muchas alegrías: Los dragones de hierro es mi preferido, un homenaje muy particular a La princesa prometida; Episodio final es el más tierno y emotivo de todos; Laya y el horripilante monstruo de champú es el primer infantil que publiqué y el que más se ha vendido (14 ó 15 ediciones ya); y La cocina de los monstruos supuso mi salto internacional. Y por supuesto, 200 locuras para que te quedes conmigo fue el primero. Y la sensación de entrar en librerías a las que he ido siempre y ver paredes llenas de ejemplares míos, eso no tiene precio.
¿Qué leías cuando eras pequeño?
Yo soy del ’79, casi un chaval 🙂 , pero cuando yo era pequeño no había ni la red de bibliotecas ni las librerías especializadas que hay ahora. Así que devoraba los libros y cómics que encontraba («Spiderman» y «Mortadelos», sobre todo), los libros de pandillas de mis padres (Enid Blyton y demás) y los que me regalaban. El primer libro que me cambió la vida fue «Las brujas» de Roald Dahl. Aún recuerdo esa sensación fascinante de reír, emocionarme, angustiarme y pensar: “tiene que ser maravillosos escribir libros así”.
¿Una merienda que recuerdes de tu infancia?
Los Bollicao (por los cromos de Toy), los panecillos de mantequilla y azúcar, y esos dónuts de antes esponjosos y fabulosos. (Mi madre siempre me traía merienda equilibrada, por eso recuerdo con deleite estas gorduras.)
¿A qué otro autor o ilustrador nos recomiendas leer?
Pues os recomiendo a dos grandes amigos muy brillantes: el novelista Marc Pastor y el dibujante-guionista-creador total Cels Piñol (no somos familia).
Si queréis seguir a Joan Martín Piñol, que os recomiendo que lo hagáis, podéis seguirlo en su cuenta de Twitter , Facebook e Instagram .
Y podéis estar al tanto de sus novedades y sus libros en su página web.
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