Nuestra invitada de hoy nació en Taboada (Lugo), escribe desde los ocho años, tiene un niño de once años y una niña de ocho y, además, ha autoeditado sus tres cuentos infantiles. Ana Meilán es una amante de la literatura infantil y, sobre todo, un ejemplo de que quien quiere, puede.
Antes de que nacieran sus hijos, Ana no había escrito ningún cuento infantil. Por eso siempre dice que sus niños no vinieron con un pan debajo del brazo, sino “cargados de libros”. Y ella entró de lleno en este fantástico mundo en auge. Donde cada vez hay más padres que se dan cuenta cuánto necesitan ese momento con sus hijos de lectura antes de ir a la cama. Y cómo ellos lo agradecen.
Además, es una de las fundadoras del evento “Trasteando”, que lleva dos años consecutivos reuniendo en agosto a apasionadas de los cuentos para niños. Autoras, narradoras, ilustradoras, lectoras… todas aquellas personas que disfrutamos con un cuento infantil en las manos.
Y hoy ha venido a merendar con nosotros, para hablar de literatura, de la autoedición, de ella y de sus cuentos, de la mano de Simón, un niño muy especial.
Os invitamos a quedaros y a disfrutar de nuestra merienda.
¿Cuándo descubres que quieres escribir historias infantiles?
Escribo desde que era una niña, en mis diarios, en cartas para mis amigas, discursos para asociaciones… pero antes de ser MAMÁ nunca había escrito para niños. Siempre dicen que los niños vienen con un pan bajo el brazo, y a mí me gusta pensar que los míos vinieron cargados de libros. ¡¡Me he vuelto adicta a la literatura infantil!!
En uno de los cursos que hice como narradora había un ejercicio de escritura y cuando terminamos de leer y contar nuestros textos el profesor dijo… “Ya está, ya lo tenéis, ahora a mandarlo a editoriales”, y ahí se encendió mi bombilla.
¿Qué te inspira para crear tus historias?
Una historia llega en cualquier lugar o momento de tu vida, llega de la forma más inesperada, a veces con una simple imagen, otras con una anécdota de tus hijos, a veces se escriben solas, porque te sientas frente al teclado y los dedos se mueven sin que sepas muy bien porqué, y otras te obligan a darle muuuchas vueltas hasta llegar a lo que quieres contar.
Has autoeditado tus tres álbumes. ¿Es difícil dar el salto a la autoedición? ¿Qué recomendarías a aquellos autores que quieren hacerlo, pero no se atreven a dar el paso?
Para mí la autoedición no es una alternativa, es una decisión, y en mi caso ha sido de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Adoro mi trabajo, el hacerlo todo a mi manera, desde la primera palabra hasta el momento de darle el “ok” a la impresión. He tenido la gran suerte de trabajar con ilustradoras que me han permitido ser partícipe absoluta de cada ilustración, valorando y decidiendo junto a ellas qué era lo que queríamos transmitir en cada página de nuestro libro.
Creo que uno de los ingredientes del éxito en todo lo que hacemos es siempre la constancia, y eso es lo que le diría a cada una de las personas que quiere comenzar cualquier camino, ser constantes y no abandonar en la primera piedra. En el mundo de la autoedición, les diría que delegaran cada parte que ellos no dominen, ilustración, maquetación, corrección… hay que ofrecer un trabajo bien hecho, que tenga las calidades óptimas para enamorar a un lector.

Eres una de las fundadoras de “Trasteando”, un evento en el que participan escritoras, ilustradoras, blogueras y amantes de la literatura infantil y juvenil. ¿Cuándo surge la idea de crear el grupo y juntaros en un evento?
«Trasteando» es más que un evento, es una unión, es una quedada entre amigas, entre amantes de la literatura infantil vengan del sector que vengan.
«Trasteando» nació poco a poco, después de muchas charlas por la red, de conversaciones por Whatsapp y de la necesidad de un abrazo y una mirada sin pantallas de por medio.
Hicimos el primer «Trasteando» en agosto de 2017, como un grupo más pequeño pero con la misma ilusión y este año se cubrieron todas las expectativas y algunas más. Fuimos muchas las que nos desplazamos desde todos los puntos de España para vernos, sin olvidarnos de Silvina Eduardo que vino desde Alemania porque no podíamos concebir un «Trasteando» sin ella.
Sé que será un evento que se consolidará con el tiempo, porque lo crean personas con muchos sueños y muchas ganas de compartirlos. Para mí es un auténtico lujo haberlo visto nacer y verlo crecer con tanta ilusión.
Habéis organizado dos eventos, el último el pasado agosto, y cada vez se suma más gente. ¿Es el momento de la literatura infantil? ¿Del álbum ilustrado?
Creo que la literatura infantil está en auge. Cada vez somos más los padres que nos damos cuenta de que necesitamos esos momentos con los niños, esas conversaciones, esa sentada en las piernas o ese contacto en la cama mientras leemos un libro… ¿os habéis dado cuenta de cómo brillan sus ojos cuando les leemos? Sus mentes vuelan, se alejan de las tecnologías, y empiezan a adentrarse en la historia. Me encanta cerrar el libro y que surjan conversaciones tras su lectura, que quieran saber más, que pregunten y ahora qué ocurre. Siempre digo que los cuentos son el motor que pone toda una maquinaria en marcha. La literatura infantil es maravillosa si sabemos mirar un poco más allá de la primera impresión de una página.
“Lágrimas bajo la cama” es la historia de Simón, un niño al que todos le dice llorón. Él decide guardar las lágrimas en un bote debajo de su cama, pero descubre que un mundo sin lágrimas es un mundo más feo. ¿De dónde surge la historia de este cuento?
De mi pequeña Vera. Fue una tarde de invierno, cuando su padre tenía que salir a trabajar y ella no entendía por qué. Lloraba y lloraba sin que yo encontrara la forma de calmarla, trataba de que dejara de llorar sin darme cuenta de que era lo que ella necesitaba en ese momento, así que algo se encendió dentro de mí esa tarde, Simón hizo toc toc en mi puerta y aquí está, intentando mostrar que las lágrimas también son necesarias.
¿La maternidad nos llena de inspiración?
Totalmente, con los peques volvemos a abrir esa ventana a nuestra infancia, a ver a través de sus ojos, y no hay nada más maravilloso que ver el mundo acompañada de tus hijos.
¿Qué leías tú cuando eras pequeña?
Adoraba la colección de Los Cinco. Entre mis vecinos y yo la teníamos enterita y nos los intercambiamos para leerlos todos.
¿Una merienda que recuerdes de tu infancia?
¡¡Una buena rebanada de pan con Nocilla!!

Un consejo para ayudar a los padres a animar a los peques a leer y a disfrutar de los cuentos.
Hay que aprovechar esos ratitos, trasmitirles la magia de los cuentos, leerlos con gracia y con salero, con ternura o poniendo voz de monstruo… todo vale siempre que se convierta en un momento especial. Si consigues que el peque te pida otro al terminar es que vas por buen camino.
Creo que hay que acercarlos a los libros, puede ser de muchas maneras, visitando librerías, dejándoles elegir los cuentos, acudiendo a sesiones de animación a la lectura, a actividades organizadas en la biblioteca y sobre todo dejando los libros al alcance de los niños, que se conviertan no solo en lectura, sino en juguete, en compañía, que los toquen, los lean y los acaricien.
¿Qué autor o ilustrador nos recomiendas?
Te voy a proponer dos mujeres increíbles en el mundo de la literatura, interesantes desde el punto de vista de un lector e interesantes a partes iguales para cualquier persona que quiera comenzar en este mundillo editorial porque son, como me gusta llamarlas a mí, “auténticas enciclopedias con piernas”. Dos artistas, cada una en su terreno, de las que aprendo cada día y a las que leer y ver es un auténtico lujo.
Como autora Sara Nicolás, escribe historias maravillosas que además tiene el don de personalizar para que el lector sea el protagonista de la historia.
Y como ilustradora Desireé Arancibia, sus ilustraciones hablan por sí solas, tienen vida propia y es además la ilustradora que me acompaña en mi próximo proyecto editorial.
Si queréis conocer más a Ana, pasaros por su web Entre nubes y cuentos y haceros con sus libros porque son geniales 🙂
Y también podéis seguirla en sus cuentas de Facebook e Instagram.
Una merienda fantástica Rocío!!! Cualquier día la hacemos sin pantallas de por medio. Un abrazo grande y hasta el próximo bocadillo de Nocilla!!