Velázquez, el pintor de la vida. Un libro para acercar la figura del artista a los estudiantes y a los más pequeños

velazquez el pintor de la vida

Velázquez siempre es una buena opción para hablar con los niños de pintura y de historia del arte. Por eso, cuando vi “Velázquez, el pintor de la vida” en la biblioteca, no dudé en cogerlo. Y no podía haber mejor título para este libro sobre el pintor.

“Velázquez, el pintor de la vida” cuenta, a grandes rasgos, quién fue Diego Velázquez y cómo llegó a ser mundial y eternamente conocido. Eliacer Cansino, su autor, es un profesor de filosofía en un instituto sevillano y un gran conocedor de la figura del artista. Este libro recoge los momentos históricos más importantes de la vida de Velázquez, pero tiene una cosa muy buena: Eliacer añade pinceladas de cómo era Diego a través de su forma de pintar. Ya os he comentado al principio que el título me parecía de lo más acertado y es que Velázquez siempre volvía a retratar a personas comunes: la mujer que fríe el huevo, el aguador… gente corriente, “de la vida”,  que se encontraba al otro lado de los muros de palacio.

El autor hace referencia, a lo largo del libro, a las técnicas que usaba del pintor: no llega a perfilar los personajes, la constancia que tuvo siempre y que no se rindió o la manera de innovar que tenía. Además, añade anécdotas sobre sus cuadros, por ejemplo, cómo “La rendición de Breda” llegó a conocerse como “Las lanzas”.

Eliacer Cansino conoce muy bien la figura de Velázquez, de hecho, tiene otro libro juvenil muy famoso sobre el pintor, “El misterio de Velázquez”. Además, es profesor. Una buena combinación para crear un manual, editado por Anaya, una editorial muy didáctica y unida a la educación, que refleje y ayude a los estudiantes a acercarse a la historia del pintor. Está recomendado para niños y niñas de entre 8 y 12 años y, sobre todo, para trabajarlo en los colegios, aunque se puede adquirir en cualquier librería. En la web de la editorial, los profesores pueden encontrar material para trabajar el libro en clase antes de su lectura, durante y una vez finalizado.

En casa también hemos jugado con el libro. No es para la edad de mi hijo, pero nadie dice que no pueda enseñarle quién era Velázquez. Puse el libro delante de él  y le dejé que lo abriese. Le expliqué los dibujos del ilustrador Álvaro Núñez, un arquitecto al que siempre le gustó dibujar, y le enseñé algunos de los cuadros que vienen esbozados en el libro. Y cuál fue mi sorpresa cuando me dijo que quería ver más, así que nos pusimos a ver cuadros de Velázquez, sus personajes, su manera de dibujar… Y así hemos utilizado nosotros “Velázquez, el pintor de la vida” para conocer a Velázquez. Porque en casa no solo leemos los libros, si no que jugamos y aprendemos con ellos. Y pronto iremos a hacer una visita a sus cuadros personalmente 🙂

Y, para merendar, seguimos con la fruta que en verano es lo que más apetece. Pero esta vez, además, siguiendo con el espíritu innovador de Velázquez, hemos pintado un cuadro con los jugos de la fruta. Un cocodrilo concretamente. Con sandía, naranja y cerezas, bien trituradas, mezclamos su jugo con maicena y a pintar y jugar

Velázquez, el pintor de la vida reducido

 

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