Hace semanas que vi a varias bloggers como Trastadas de Mamá o Babytribu que asistieron a un evento de la editorial SM para la presentación de una nueva colección de libros. Se trataba de una serie de cuentos que hablan de emociones tan comunes como los celos o la alegría a través de los personajes de Disney. Tengo que admitir que, al principio, me pareció una idea bastante comercial. Todos sabemos cuánto venden los personajes de Disney. Pero hemos tenido la suerte de poder leer uno de los libros de la colección y nos ha sorprendido, porque no solo es un libro para leer, sino que es un producto para trabajar en familia y aprender.
Hay varios títulos en la colección como “La sonrisa de Olaf”, «Dory es valiente» y “Judy no se rinde”. En nuestro caso hemos leído este último y nos ha gustado mucho porque la película en la que se basa, “Zootrópolis”, nos encanta. Vamos, que nos la sabemos de memoria. Es de las últimas películas de Disney que hemos visto que nos ha parecido espectacular. Tanto por la historia como por las imágenes. En este caso, trabajar las emociones de la valentía, la tolerancia a la frustración, el esfuerzo… con Judy ha sido muy fácil y sencillo porque mi hijo sabía perfectamente quién era Judy y su historia. Y esa es una de las cosas buenas que tienen estos libros. Porque los más pequeños reconocen en sus personajes favoritos sentimientos y emociones que les pasan a ellos. De esta manera, es más fácil ponerle nombre a algo que les sucede en su interior.
El texto de los distintos cuentos está pensado para niños a partir de tres años y creo que es la mejor edad para trabajar estos libros con los peques. Mi hijo tiene cerca de los tres años y aunque, una vez que lo hemos leído varias veces ha interiorizado la dinámica de la historia, al principio le dio un poco de “miedo” el libro. Porque no es un cuento como el resto. Si no que es un cuento más un manual de instrucciones de sentimientos y cómo reconocerlos y entenderlos en nuestros hijos. Esas recomendaciones para los padres, un acierto haberlas incluido en el libro, son de la psicóloga y experta educadora emocional Begoña Ibarrola. Y no quería dejar pasar la oportunidad de hablaros de esta colección de libros sin hablar con Begoña, así que hemos aprovechado para hacerle unas preguntas sobre las emociones y cómo entender y comprender más a nuestros hijos.
¿Cuáles son los beneficios de que los niñas y niñas aprendan a identificar y gestionar sus emociones?
Cada vez resulta más importante tener una serie de competencias emocionales que nos ayudan a tener éxito en las relaciones con nosotros mismos y con los demás. Precisamente en eso consiste el desarrollo de la inteligencia emocional. Las competencias emocionales propias de la inteligencia emocional se pueden desarrollar a lo largo de toda la vida, en la familia, en la escuela y en la sociedad en general, pero el desarrollo temprano de la I.E. tiene efectos muy positivos sobre el aprendizaje, la conducta, la motivación y la atención. Numerosos estudios confirman su importancia, además de ser un factor de prevención múltiple muy potente. Identificar y saber gestionar las emociones implica valorar todas y cada una de ellas lo que permite a los niños y niñas familiarizarse con su mundo emocional y comprenderlo mejor
¿Por qué le damos más importancia ahora que antes, hace unos años, a que los niños y niñas identifiquen sus emociones?
Las emociones siempre han existido, somos seres emocionales aún antes de nacer, pero los descubrimientos sobre el cerebro que han avanzado tanto desde la década de los 90 han permitido entender cómo se procesan las emociones, cómo se gestionan y cómo se pueden educar la dimensión emocional del ser humano, además de valorar el impacto que tiene una buena gestión emocional en ámbitos tan importantes como la salud, el aprendizaje, el bienestar y la felicidad. Al tener un respaldo científico y al saber cómo entrenar al cerebro para desarrollar competencias emocionales desde pequeños y sus consecuencias, la educación emocional cada vez cobra más importancia. Por otro lado debemos comprender que las emociones influyen de forma directa en la conducta y que muchos problemas que hoy existen en nuestra sociedad, por ejemplo el comportamiento violento o el acoso, tienen su origen en una falta de competencias emocionales como son la regulación y la empatía.
¿Se debe educar a los padres también a entender a sus hijos y saber sobrellevar con ellos esos momentos?
A los adultos no nos han educado emocionalmente porque nuestros padres no sabían casi nada del mundo emocional de modo que es normal que los padres se sientan a veces impotentes ante una explosión emocional del hijo, una rabieta, una tristeza profunda, etc…. Conocer las emociones, gestionarlas y desarrollar la empatía son herramientas importantes para las familias. Precisamente los padres y madres que se preocupan de educar de forma integral a sus hijos están ahora formándose, leyendo, obteniendo informaciones útiles para aprender a afrontar los momentos emocionalmente difíciles de sus hijos. Y una vez que se aprende, las relaciones en la familia cambian, el clima emocional cambia y la educación de los hijos va en una nueva dirección.
¿Cómo surgió esta colaboración con Disney, la editorial SM y usted?
Desde el año 2003 la editorial SM empezó a publicar cuentos escritos por mí que tenían como objetivo la educación emocional. Los primeros dos volúmenes de «Cuentos para sentir» con 86 cuentos, que trataban diferentes emociones en cada capítulo, fueron el comienzo de una relación que continua con nuevos títulos y proyectos. La editorial me ofreció la posibilidad de colaborar en este Proyecto aportando una serie de orientaciones y consejos para las familias que les sirvieran, precisamente, como herramientas de educación emocional. Creo que mi aportación es sencilla y breve pero puede dar pistas a las familias sobre cómo abordar determinadas emociones y manejar situaciones difíciles.
El publicar esta colección de libros, con personajes de Disney, más reconocibles para los niños y niñas, ¿cree que es solo marketing o puede ser más beneficioso para ellos al ver que sus personajes favoritos sienten o les pasan cosas parecidas a ellos?
Es importante que los niños y niñas se den cuenta de que a los personajes les pasan cosas muy parecidas a las que les pasan a ellos, que sus emociones también son iguales, que viven momentos de alegría, de pena, tienen miedo, se enfadan, sienten celos, etc… y de esta manera es más fácil que puedan aprender de ellos. Los cuentos son el mejor entrenador emocional para los peques, pues se sumergen en la historia y viven lo que experimentan los personajes aunque sea con cierta distancia. Al conocer ya los personaje y haber leído el cuento o visto la película donde aparecen, pueden desprenderse de esa historia y centrarse en lo que sienten, esta es la finalidad de la colección.
Hablar de los sentimientos es muy complicado. Entenderlos, a veces, es tarea difícil. Y si en algunas ocasiones no nos entendemos ni a nosotros mismos, que somos adultos, imaginaos la guerra interna que deben tener nuestros peques por dentro. Por eso, libros como los de esta colección de SM me parecen que muy recomendable. Yo, sobre todo, os animo a leerlos en familia. Que los trabajéis juntos y que habléis mucho sobre la historia y sobre lo que ellos sienten al leerla o ver las imágenes. Y que veáis las películas juntos. Y, además, si vuestros pequeños lectores están empezando a leer, también les va a ayudar mucho que distintas palabras estén destacadas en el texto con otro color y, sobre todo, esas palabras que nos dan ánimos y nos ayudan a crecer, a no rendirnos y a luchar por los sueños que todos tenemos.
Y para merendar hemos hecho bizcocho de chocolate, un clásico en nuestra casa, pero le hemos añadido algo que seguro que a Judy, la protagonista de esta historia, estamos seguros que le encantaría: mermelada extra de arándanos de Pazo de Vilane. Gracia a los juguetes didácticos que presentamos al concurso #1idea1árbol de Pazo de Vilane, logramos ganar un lote de productos de su granja (buenísimos y naturales todos) y entre ellos estaba esta mermelada de arándanos. Pues la hemos introducido en nuestro bizcocho y estaba para repetir una y otra vez. Y eso hemos hecho 🙂