Cecilia Moreno desprende alegría y vitalidad cuando hablas con ella, aunque solo hayamos podido hacerlo por email. Pero con solo coger sus libros y observar sus dibujos, te das cuenta de que Cecilia es otro tipo de ilustradora. Esta joven madrileña, que nunca ha dejado de dibujar, encontró su camino, su estilo, mientras estudiaba Bellas Artes. Y desde entonces lleva llenando de color la infancia de muchos niños. Niños con los que le encanta encontrarse y observar cómo se acercan a sus libros, cómo se enamoran de sus historias. Historias con las que experimenta y se divierte, porque no ha perdido su capacidad de imaginar.
No conocía a Cecilia así que busqué sus libros en la biblioteca para leérselos a mis hijos, pero de todos los que tenían, que eran bastantes, solo pude encontrar uno disponible. Los niños saben distinguir el buen trabajo 🙂 Os dejo con ella, para que la conozcáis un poco más.
¿Qué te llevó a ilustrar cuentos para niños?
Conocí la ilustración de la mano de la ilustradora Esther Gómez Madrid, compañera y amiga de la facultad de Bellas Artes. Ella siempre tuvo claro que la ilustración era su mundo y viendo sus magníficos dibujos y sus referentes empecé a interesarme de verdad por los libros ilustrados, aunque como espectadora, ya que por aquel entonces las ilustraciones que encontraba o en las que me fijaba era bastantes realistas y detallistas, estilo al que nunca me he sentido a fin como creadora, ni me veía capaz de realizar. Pero con el tiempo descubrí autoras y autores como Cecilia Afonso, Bernardo Carvalho, Magdalena Matoso… que trabajan con otros lenguajes en los que yo sí me sentía identificada. Me di cuenta de que la ilustración tiene infinitas voces y estilos; esto me abrió los ojos y me animó a intentar ilustrar. Enseguida me enganché y ya no quise hacer otra cosa.
¿Qué te inspira para crear tus historias o tus ilustraciones?
Pues cada libro es un mundo distinto, y me gusta pensar que es una nueva oportunidad para experimentar y desarrollar nuevas ideas. No soy demasiado metódica ni tengo fuentes de inspiración concretas. Sé que me gusta ponerme reglas y jugar con ellas, a ver a donde me llevan, y ver las posibilidades que tiene el texto. Riki Blanco, en uno de sus cursos, nos dio un consejo que se me quedó grabado a fuego y es que al ilustrar hay que poner un pie en la tierra y el otro lo más lejos posible. Intento llevarlo a cabo todo lo que los proyectos me dejan.
¿Has podido coincidir alguna vez con tus pequeños lectores? ¿Qué te cuentan los niños que han leído tus libros o que han visto tus ilustraciones?
El encuentro con los lectores es de lo mejor que tiene esta profesión. Encuentras a peques que ya han leído tus libros y ves como los han interpretado, la manera que tienen de disfrutarlos, como hacen luego sus propias versiones… Es maravilloso. También son muy interesantes los encuentros por ejemplo en la Feria del Libro, dónde tienes la oportunidad de presenciar cómo los niños se acercan a los libros sin saber de qué van, ver de primera mano qué les llama la atención, qué no, qué buscan, como curiosean y muchas veces como se enamoran de ellos y se los llevan, felices de su nueva adquisición. Y hablo incluso de niños muy pequeños que saben perfectamente que les gusta. Es fantástico cuando a los peques se les da la oportunidad de elegir.
Trabajas con niños en distintos talleres. ¿Qué nos pasa o qué nos dejamos por el camino para que en la infancia nos guste tanto pintar y, cuando somos adultos, perdamos esa capacidad?
Pienso que es el miedo al fracaso, el mismo que nos bloquea para otras muchas cosas en la vida. Las niñas y niños pequeños no tienen miedo a la hoja en blanco, no buscan un resultado concreto y disfrutan del juego y de la experimentación. Se sienten orgullosos de sus hallazgos cuando por ejemplo mezclan técnicas o prueban cosas nuevas. Cuanto más mayores son, más exigencia externa encuentran y empiezan a buscar resultados concretos que no siempre consiguen y, si no se les sigue motivando, llegan a frustrarse y a abandonar el dibujo. Es una pena que al final la destreza técnica sea la que mande y que no se valore el enorme poder de comunicación y de desarrollo personal que tienen las artes plásticas.
La colección de cuentos para bebés como “Mi cara” o “Cinco patitos”, “Don Ramón”, “La merienda del parque”, pero ¿de cuál guardas un recuerdo más especial?
Sin duda, para mi es “Ya. Nunca”, mi primer libro. Fue un encargo de esos con los que una sueña y espera algún día recibir y cuál fue mi sorpresa cuando me llegó al principio de mi carrera. Es un libro especial por muchos motivos, por ejemplo porque viene de la mano de la editorial “A buen paso”, editorial referente internacional de calidad. Luego por el autor del texto, Grassa Toro, que sin conocerme tuvo la enorme generosidad de cederme un texto que anteriormente había trabajado con Isidro Ferrer. También por el formato, ya que me dieron total libertad y se pudo incluir troqueles que me permitían jugar con las imágenes a otros niveles. Además este libro nos ha dado alegrías como la selección en Ilustrarte 2016 en Lisboa o en la exposición Golden Pinwheel International Young Ilustrators Competition de Shanghai en 2016. Pero lo mejor el haber podido hacer amistad con Grassa Toro y Arianna Squilloni, todo un lujo.
He leído que también has ilustrado libros de texto y materiales educativos. Como ilustradora, este tipo de trabajos, ¿qué te aportan frente a la libertad que, imagino, ofrece participar en un libro que te apetezca dibujar?
¡Uy! pues sobre todo los libros de texto me crean un enorme respeto ya que son libros que van a llegar a miles y miles de niñas y niños y les van a acompañar durante bastantes meses (dependiendo del proyecto, uno o varios cursos). Recuerdo con mucho cariño mis primeros libros de texto, con los que me enseñaron a leer y a escribir, y recuerdo perfectamente alguna de sus ilustraciones, así que pienso que es posible que las mías queden también en la memoria de algún peque y eso me crea un enorme sentimiento de responsabilidad.
¿Qué leías tú cuando eras pequeña?
De pequeña, por lo que me han contado, era bastante mala lectora pero recuerdo leer a Gloria Fuertes, poesía para niños de Lorca, varios de la colección de Barco de Vapor, recopilaciones de cuentos… eso sí, era más de que me leyeran que de leer yo.
¿Una merienda que recuerdes de tu infancia?
Pan con chocolate o mantequilla dulce y leche con fresas.
¿A qué otro autor o ilustrador nos recomiendas leer?
Recomiendo leer a Gracia Iglesias, una escritora y narradora fantástica.
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