Esa mañana amaneció nevando. Elvira, la jirafa, veía caer los copos de nieve a través de la ventana de su casa. Estaba triste. Hoy era el cumpleaños de su amigo Hugo, el elefante, y no iba a poder ir a su fiesta. Tenía el regalo comprado, pero no se lo podría entregar. Cuando nevaba, su madre no la dejaba salir de casa. Tenía las patas tan largas y finas que, cualquier mal resbalón, podría hacerla caer y romperse algún hueso.
Mario, el mono, y Lorenzo, el hipopótamo, fueron a buscar a Elvira a su casa para ir a la fiesta. Cuando llamaron a la puerta, les abrió la jirafa, pero estaba tan triste que no podía ni hablar.
- No puedo ir al cumpleaños de Hugo- dijo Elvira llorando.
- ¿Por?- preguntaron Mario y Lorenzo a la vez.
- Está nevando y si salgo, puedo caerme y romperme alguna pata- les explicó Elvira.
Detrás de la jirafa, apareció su madre y con una voz muy dulce, les explicó a los amigos de Elvira que cuando nevaba era muy peligroso salir a la calle para las jirafas.
- Lo siento mucho chicos, pero Elvira no podrá ir a la fiesta.
Mario y Lorenzo se quedaron muy tristes. Pero, de repente, a Mario se le iluminó la cara.
- Señora Jirafa. Si encontrásemos alguna forma de que Elvira pudiese salir a la calle sin tocar el suelo, ¿podría venir a casa de Hugo?- preguntó el mono.
- Sí, claro Mario. Pero, ¿qué vas a encontrar tan grande para que quepa Elvira y que podáis moverla? Recuerda que es una jirafa y pesa mucho.
- No se preocupe. Algo se nos ocurrirá- le dijo Mario sonriendo.
Y el mono y el hipopótamo se fueron. Al poco tiempo, volvieron a llamar a la puerta de Elvira y, cuando la jirafa les abrió, allí estaban Mario, Lorenzo y Hugo con un trineo, los tres muy sonrientes.
- Elvira, no hace falta que pises el suelo nevado. Nosotros te llevaremos- dijo Mario, con una sonrisa de oreja a ojera- Bueno, Hugo lo hará- le explicó señalando al elefante.
- Sí, tienes que venir a mi fiesta, así que no te preocupes, que yo te llevo- le dijo Hugo.
La cara de Elvira se iluminó de repente. ¡Sus amigos habían ideado un plan para que ella fuese al cumpleaños! Estaba tan contenta, que fue corriendo a preguntarle a su madre si podía ir y su mamá, sonriendo, le dijo que por supuesto.
Hugo, Mario y Lorenzo ayudaron a Elvira a subir. Con mucho cuidado. Hugo, con su trompa, tiró de la cuerda del trineo para moverlo. Y así fue como los cuatro amigos pudieron disfrutar de la fiesta de cumpleaños juntos. Bailaron. Cantaron. Comieron tarta. Y, por supuesto, jugaron con la nieve.
