#9 Cuando seas madre…

saltar en la cama

Quién no ha saltado en su cama cuando era pequeño o ha dado volteretas y ha experimentado una felicidad inmensa. Pues cómo no vas a dejar que tu hijo salte sobre la cama, siempre con cuidado, claro, no vaya a ser que se descalabre.

Creo que es una de las experiencias que más recuerdo de mi infancia. Saltar sobre la cama hecha, sentir que podía saltar más alto todavía y oír a mi madre, con los ojos bien abiertos, repetirme una y otra vez que me bajara de la cama, que estaba hecha y me iba a caer. Por eso, cuando el otro día mi hijo se subió a la cama mientras cambiaba las sábanas y yo le decía: “bájate que tengo que hacerla”, me quedé unos segundos mirándole y me acordé de mi madre y de cuánto me gustaba dar saltos sobre la cama. Así que simplemente le dejé. Le miré un rato a ver qué hacía y saltó, bailó mientras cantaba por la cama, tocó las fotos y un montón de cosas más. Y yo cogí la cámara para inmortalizar ese momento. Para que, además de guardar la sensación de saltar sobre la cama, tuviera un recuerdo de esos momentos. De esos instantes los dos juntos.

Ganas me dieron de saltar a mí también, pero me resistí, no fuera a ser que se rompiera la cama y para que queríamos más.

 

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